viernes, 12 de julio de 2024

FUSILADO GENERAL MANUEL PIAR

FUSILADO GENERAL MANUEL PIAR Angostura 17 de octubre de 1817. i Corresponsal Ayer, a las cinco de la tarde, en la Plaza Mayor de esta ciudad, fue fusilado el General Manuel Piar por los delitos de insubordinación, deserción, sedición y conspiración, según sentencia «emanada del Consejo de guerra que conoció su causa, tro y cuarenta y cinco nunutos el ir fue conducido desde la casa que prisión hasta el costado occiden- atedral bajo la mirada de cientos i que rodeaban la plaza. El Gene- stía una sencilla esclavina azul y n de campaña. Al pie de la barí itallón de Honor, comandado por res, se le leyó por segunda vez la a cual escuchó con semblante in- :asi despectivo, una mano en un ¡oviendo levemente al pie derecho. Idas al muro de la Catedral se re¬vendado en dos ocasiones. Y dé¬lo y abriendo la esclavina, pidió a «•del pelotón de fusilamiento que bien. Un minuto después se eseu- arga y. Piar se desplomó, diato las columnas de las tropas ante su cadáver. Posteriormente fueron trasladados al cementarlo d sip honores de ninguna clase. Bolívar confirmó la sentencia sin degradnació , El Jefe Supremo, General Simón Bolívar, confirmó la sentencia pero sin degradación, a rber votado por ella tres de los in- el Consejo de Guerra: General José azoátegui, Coronel Tadeo Piñango Coronel Francisco Conde, jo de Guerra estuvo presidido por te Luis Brión, actuando como Fjs- iTal de Brigada Carlos Soublette y nsor el coronel Fernando Galindo, otario el Capitán José Ignacio Pu- nás de Anzoátegui, Piñango y Consejo estuvo conformado por el foro León Torres y los Coroneles y José María Carreño. La senten- idida por unanimidad después de e iniciarse el juicio, el cual, como se- omenzó el pasado 4 de octubre. El ir había sido detenido una semana a fecha en Aragua de Maturín por Manuel Cedeño, cumpliendo ór- :fe Supremo. ¡eron los testigos: el Coronel Juan íánchez, el Coronel Pedro Hernán- áente Coronel José Manuel Oliva- Érez José Peralta, el Capitán de xtio Diaz, el Capitán Ramón Ma- Cabos Primeros Timoteo Díaz y Sixto, v el Teniente Coronel Fran- n. clararon contra Piar. Sánchez dijo, General Piar. Entre esos documentos figura- ban una carta del Coronel Sánchez, una Carta del General Bermúdez, un oficio del General Cedeño, una esquela de Andrés Rojas y otras correspondencias de Bermúdez v del General Lara. *** Las últimas horas del héroe de San Félix Según el relato del Jefe de la Guardia l 1 Capitán Juan José Conde, Jefe de la Guardia, al ser en- trevistado por este corres- ponsal refirió la actuación del General Piar durante el para morir seaual fuere el modo que el des¬tino le depare”. ' —¿Qué respondió Piar? —Cerró los ojos y quedó inmóvil cornb en una especie de sopor. Después de un rato se le¬vantó y me dijo' “Capitán Conde, rto crea qsted que eso que ha advertido en mí sea úna debilidad. No es cobardía sino efecto de lo que sufrió mi corazón al oír esa bárbara sentencia, porque nunca creí que mis compañeros me condenaban a muerte, v lo que es más, deci¬dieron ejecutarme en esta plaza que vo hy contribuido tanto a libertar Era mejor que me hubieran asesinado secretamente. PITO en fin, va todo se acabó. Estov resuelto a tragar la cicuta. Mándeme llamar a Jorge Meleán” Al ir yq a entregarle su lente, que había reco¬gido del suelo, me dijo “Quédese con él. Ca¬pitán, pues siendo usted medio ciego, podrí ' serle útil". Y. después de un corto paseo por la sala, añadió' “Yo no estoy degradado, v dado ... íoategut, v^oronei rauco rmango loronel Francisco Conde. ) de Guerra estuvo presidido por ; Luis Brión, actuando como Fls- aJ de Brigada Carlos Soubiette y sor el coronel Fernando Galiydo, tario el Capitán José Ignacio Pú¬as de Anzoátegui, Piñango y onsejo estuvo conformado por el ro León Torres y los Coroneles José María Carreño. La senten- iida por unanimidad después de iniciarse el juicio, el cual, como se- ¡ nenzó el pasado 4 de octubre. El había sido detenido una semana fecha en Aragua dé Maturín por Vlanuel Cedeño, cumpliendo ór- e Supremo. ron los testigos: el Coronel Juan nchez, el Coronel Pedro Hernán- snte .Coroqjj José Manuel Oliva- ez José Peralta, el Capitán de lio Díaz, el Capitán Ramón Ma- üabos Primeros Timoteo Díaz y ixto, v el Teniente Coronel Fran- lararon contra Piar. Sánchez dijo, cosas, que el General Rojas le lado que un hermano suyo había i Piar en el Cuartel General de mtiagO, si tu no te pones a la ca- negros, estos picaros se burlan de il Coronel Hernández, por su ésto haberse encontrado con Piar !, \ éste le elijo que venía huyendo iones porque querían asesinarle, |ue ya él no obedecía las órdenes» jremo, siendo necesario reunir a rdos v matar a todos los blancos. Coronel Olivares declaró que Piar •guiado contar con el apoyo del ¡zoátegui. El Capitán de Navio a Piar de haberle dicho que los trataban de sacrificarle pero él, eunir un gran ejército de los hom- r. Peralta. Díaz y Sixto relataron res del arresto de Piar, destacando t a ser detenido. El Capitán Ma¬sías esfuerzos por impedir la de¬da del acusado. El Alférez Pildaín jejas de Piar por la supuesta per- je estaba sometido debido al color ; según Pildaín, Piar tenía el pro- ipartir con Mariño el gobierno del ndole el occidente a los oficiales 1 Piar negó todos los cargos. Re- nas expresiones y quejas amargas, aeron motivadas al suponer que e le calumniaba, y vilipendiaba, su resistencia a la orden de arres¬ello se debió a la exaltación de su ¡star presente en su memoria el n su contra hecho público por el a, el 5 de agosto. ) de Guerra fueron remitidos por -emo, General Bolívar, trece do- obatorios de la culpabilidad del General Piar. Entre esos documentos figura- ban una carta del Coronel Sánchez, una carta del General Bermúdez, un oficio del- General Cedeño, una esquela de Andrés Rojas y otras correspondencias de Bermúdez v del General Lara. d lucre el modo que el des- / ió Piar? > y quedó inmóvil como en >or. Después de un rato se le- “Capitán Conde, ilo crea 1 ha advertido en mí sea una :obardía sino efecto de lo que al oír esa bárbara sentencia, eí qué mis compañeros me uerte, Y lo que es más, deci- íe en esta plaza que . vo hy o a lihg-tar Era mejor que ■sinado sedMamente. Pero en ¡cabo. Estov resuelto a tragar eme llamar a Jorge Meleán” Jarle su lente, que había reso¬né dijo: “Qqédese con él, (la¬ido usted medio ciego, podrá spués de un corto paseo por la fo no estov degradado, v dado Oficial que ha de conducirme, que mandé vo la escolta que ha plieó usted? aba si eso podía'permitirse, íé dyo entonces? que solicitara la autorización lio. „ o hizo? íe dirigí al General Anzoátegui. cidió el General Anzoátegui? ebía permitírsele. .•accionó entonces Piar? ista largo rato en mi semillante, abra. Luego se sentó junto a la labia un coicifijo. Creí llegado el ortuno para preguntarle si dese uñase a algún sacerdote, espondíó? usted de eso ahora” —dijo, levaré ■tiéndose la mano c’n el bolsillo. Y pitan Conde, jamás he guardado ::or; mi corazón nunca ha sido los de los que me han vendido v Yó los perdono v también pido ited por las impertinencias que dé rido” fo? o le trajeron el almuerzo, nada le jlo de cuando en cuando me pedia sangría. Gomo a las once y media, ma pequeña esclavina que usaba, Vo tengo un gran uniforme que po- a morir como Ney, pero me basta ina”. Le repliqué: “Por Dios, Ce¬se de eso y piense en su alma", é contestó? i jo que vo tenía razón, v que 11a- rovisor, el cual vino pronto V lo con-ques el General me encargó de ávi¬do llegara la llora. A un cuarto para .... t - -i,.—, iJS, * . intención de hacer daño alguno al gooiemu v menos aún a la causa independentista. Maturín, Enviado especial l,a viuda del General Manuel Piar, doña María Marta Boom, denunció que se lía de-satado una terrible persecución contra ella v los amigos eje su difunto esposo. I odo lo que ha sucedido -declara Marta Boom se‘debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De un tiempo para acá Manuel me venía dicien- iío que querían asesinarlo, porque él era pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. ' v * .A agregó' En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados del General Benitúdez- invadieron nuestra casa. \ se lleva¬ron todos los objetos de valor vel dinero que. habíamos ahorrado. Luego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel. Después arrestaron a los oficiales Mina v Meleán por haberse desempeñado como' edecanes dé mi esposo. La señora viuda de Piar hizo otros comen¬tarios. —-¿Por qué no fusilaron al General Marino, que en el Congreso de Cariaco pretendió convertirse en Jefe Supremo? este otro: —No pasará mucho tiempo sin que el pro¬pio General Bolívar se arrepienta. *** El Fiscal Soublette "Yó pedí la condena a la horca 99 Angostura, corresponsal El General Carlos Soublette, Fiscal del jui¬cio seguido al General Piar, declaró a este pe- o siglo s das nupcias con Pedro Oolom de Curazao. La familia Piar se vio involucrada en el movimiento revolucionario de Gu-d y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri ¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la navegación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. En 1798 Piar contrae nupcias con María Marta Boom. Ese mismo año naA- su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804, comandaba un pelotón de mili-cias. participando en la lucha contra los ingleses invasores de Curazao. Ocupada la isla. Piar Ja abandona y se refugia en Haití. En 1810 se encuentra de nuevo en La Guaira, después de casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Alférez de fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca-ñonera, navegará hacia las aguas del Orinoco, a someter la insurrecta provin¬cia de Guayaría. Al perderse la Primera República, se refugia en Trinidad. En 1813 vuelve a Tierra Firme a las órdenes del General Santiago. Mario, m, participando así en la reconquista del Oriente. Ya en 1812 era Teniente. En 1813 asciende a Coronel. Y euattdo abandona el país en 1815, con la caída de la Segunda República, es General de Brigada. De sus muchas batallas libra¬das en esa época sólo conoció la derrota fí ente a Boves. En 1816 se incorpora a la expedieiói de Los Cayos, bajo el mando de Bolívar. Con el grado de General de División participa en el combate naval de Los Frailes*. Desembarca en Campano y pos¬teriormente incursiona sobre Maturín. Su último triunfo en San Félix aseguró ia conquista de Guayana. “La victoria que ha obtenido el General Piar en San Félix -escribió Bolívar a Leandro Pa- lacios— es el más brillante suceso que hayan alcanzado nuestras armas en Ve¬nezuela”. El Genera! Piar era de regular estatura, ojos azules, barbilampiño y su tez algo ro¬sada: de imaginación e ingenio vivo; va lieute y emprendedor, pero poco aplicado a la disciplina militar; tuerte en sus opinio¬nes, con las cuales siempre quería preva¬lecer; los transportes de su genio le hacían frecuentemente reprender con acrimonia; pero fácil luego en apaciguarse, llegando a veos liasta pedir peidóu al subalterno a quien creyó ofenderle; era también sincero, atable y cortés en sus modales. Solía entre¬tenerse con algunas obras de historia. Era afortunado a la par que valiente. i fltlfl ÍWi L ILU las cinco di* la. madrugada lé dije que se pre¬parara. Entónete tomó el crucifijo, rezó una plegaria y lo besó. Y ya en la puerta, cuando íbamos a salir, me miró con cierta tristeza y dijo: ¿Conque ni siquiera se me permite man¬dar la escolta?" El defensor y la viuda denuncian irregularidades No hubo pruebas y los testigos eran enemigos del acusado : dice el defensor Calinda *** Angostura, Corresponsal El Coronel Fernando alindo, encargado de la defensa del General Piar, declaró que en el transcurso del juicio no se presentaron prue¬bas concretas contra el acusado, añadiendo que la mayoría de los testigos eran enemigos personales de su defendido. Ni un solo docu¬mento, ni una sola proclama con la firma de Piar pudo ser presentado al Consejo de Gue¬rra. Y menos aún mapas y otros indicios de los supuestos planes sediciosos atribuidos ai acu¬sado. Todo eso dijo Galludo. Prosiguió el defensor señalando que la ma¬yoría de los testigos eran enemigos personales de Piar. El Coronel Francisco Sánchez file ex-pulsado del ejército de Piar por su irregular comportamiento, y juró vengarse. En cuanto al Coronel Hernández, Piar le reprendió pú¬blica y duramente en la batalla de San Félix. Y si es el Teniente Coronel Olivares, nadie ig¬nora que tuvo un violento altercado.con Piar en Upala. Finalizó el Coronel Galindo afir-mando que el General Piar se sintió acorra¬lado, desahogándose con sus quejas pero sin intención de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la pausa independentista. Maturín, Enviado especial La viuda del General Manuel Piar, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella y los amigos de su difunto esposo. Todo lo que ha sucedido declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De un tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. Y agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados del (íeneral Bermúdez-invadieron nuestra casa, v se lleva¬ron todos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado, lluego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel. Después arrestaron a los oficiales Mina v Meleán por haberse desempeñado contó' edecanes de mi esposo. T «-i.-» A±x Dnir Vn zn nf rrtsz ífirntri- riodista que había pedido la pena de la horca ' para el acusado. « (■ -Se comprobó en el juicio señala Souble-r te que Piar era culpable de conspiración contra la sociedad y contra el gobierno. No so¬lamente eso: también era un desertor, un in-subordinado y un sedicioso. Y por si futra poco, hizo armas contra los subalternos del Jefe Supremo. —¿Cuándo fue eso? En el momento de ser arrestado. t Añadió el General Soublette que esos delitos se castigan con la pena de la- horca, según el artículo 26. tratado octavo, título décimo di¬tas Ordenanzas del ejército. —¿Y por qué lo fusilaron y no lo ahorca¬ron? -Creo replica boublelte que los inte-grantes del Consejo de Guerra desearon expre¬sar un reconocimiento a la sin duda brillante hoja de servicios del General Piar. En cuanto a mí, como Fiscal del juicio, estaba en el deber de pedir la pena que los delitos del acusado,' exigía. No quiso añadir nada más el General Sou¬blette. "'**.$* Semblanza ,E1 General Manuel Piar nació en el mes - de abril de 1774, en la ciudad de Wi- Hernstadt. barrio de Otrabanda, < ’.ura- zao, hijp natural de María Isabel Gómez Quernp. mulata holandesa, y de Fer¬nando Piar Lottyn, capitán de la marina mercante, nacido en las islas Canarias, con negocios eri Curazao y La Guaira. Posteriormente Fernando Piar reconoció¬los tres hijos tenidos con María Isabel Gómez, casándose con ella. Fernando Piar lallecip en la última década del siglo XVIII y su viuda contrajo segun¬das nupcias con Pedro ( biombo, natural de Curazao. La familia Piar se vio involucrada $¡n el movimiento revolucionario de Gual y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la navegación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. v En 1798 Piar contrae nupcias con María Marta Boom. Ese mismo año nace su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804. comandaba un pelotón de mili-cias, participando en la lucht^s '#’'a los ingleses invasores de Curazaos-sí?™pada la isla. Piar la abandona y se refugia en Haití. En 1810-se encuentra de nuevo en La Guaira, después de casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Alférez de Fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca- i fltlfl ÍWi L ILU las cinco di* la. madrugada lé dije que se pre¬parara. Entónete tomó el crucifijo, rezó una plegaria y lo besó. Y ya en la puerta, cuando íbamos a salir, me miró con cierta tristeza y dijo: ¿Conque ni siquiera se me permite man¬dar la escolta?" El defensor y la viuda denuncian irregularidades No hubo pruebas y los testigos eran enemigos del acusado : dice el defensor Calinda *** Angostura, Corresponsal El Coronel Fernando alindo, encargado de la defensa del General Piar, declaró que en el transcurso del juicio no se presentaron prue¬bas concretas contra el acusado, añadiendo que la mayoría de los testigos eran enemigos personales de su defendido. Ni un solo docu¬mento, ni una sola proclama con la firma de Piar pudo ser presentado al Consejo de Gue¬rra. Y menos aún mapas y otros indicios de los supuestos planes sediciosos atribuidos ai acu¬sado. Todo eso dijo Galludo. Prosiguió el defensor señalando que la ma¬yoría de los testigos eran enemigos personales de Piar. El Coronel Francisco Sánchez file ex-pulsado del ejército de Piar por su irregular comportamiento, y juró vengarse. En cuanto al Coronel Hernández, Piar le reprendió pú¬blica y duramente en la batalla de San Félix. Y si es el Teniente Coronel Olivares, nadie ig¬nora que tuvo un violento altercado.con Piar en Upala. Finalizó el Coronel Galindo afir-mando que el General Piar se sintió acorra¬lado, desahogándose con sus quejas pero sin intención de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la pausa independentista. Maturín, Enviado especial La viuda del General Manuel Piar, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella y los amigos de su difunto esposo. Todo lo que ha sucedido declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De un tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. Y agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados del (íeneral Bermúdez-invadieron nuestra casa, v se lleva¬ron todos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado, lluego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel. Después arrestaron a los oficiales Mina v Meleán por haberse desempeñado contó' edecanes de mi esposo. T «-i.-» A±x Dnir Vn zn nf rrtsz ífirntri- riodista que había pedido la pena de la horca ' para el acusado. « (■ -Se comprobó en el juicio señala Souble-r te que Piar era culpable de conspiración contra la sociedad y contra el gobierno. No so¬lamente eso: también era un desertor, un in-subordinado y un sedicioso. Y por si futra poco, hizo armas contra los subalternos del Jefe Supremo. —¿Cuándo fue eso? En el momento de ser arrestado. t Añadió el General Soublette que esos delitos se castigan con la pena de la- horca, según el artículo 26. tratado octavo, título décimo di¬tas Ordenanzas del ejército. —¿Y por qué lo fusilaron y no lo ahorca¬ron? -Creo replica boublelte que los inte-grantes del Consejo de Guerra desearon expre¬sar un reconocimiento a la sin duda brillante hoja de servicios del General Piar. En cuanto a mí, como Fiscal del juicio, estaba en el deber de pedir la pena que los delitos del acusado,' exigía. No quiso añadir nada más el General Sou¬blette. i fltlfl ÍWi L ILU las cinco di* la. madrugada lé dije que se pre¬parara. Entónete tomó el crucifijo, rezó una plegaria y lo besó. Y ya en la puerta, cuando íbamos a salir, me miró con cierta tristeza y dijo: ¿Conque ni siquiera se me permite man¬dar la escolta?" El defensor y la viuda denuncian irregularidades No hubo pruebas y los testigos eran enemigos del acusado : dice el defensor Calinda *** Angostura, Corresponsal El Coronel Fernando alindo, encargado de la defensa del General Piar, declaró que en el transcurso del juicio no se presentaron prue¬bas concretas contra el acusado, añadiendo que la mayoría de los testigos eran enemigos personales de su defendido. Ni un solo docu¬mento, ni una sola proclama con la firma de Piar pudo ser presentado al Consejo de Gue¬rra. Y menos aún mapas y otros indicios de los supuestos planes sediciosos atribuidos ai acu¬sado. Todo eso dijo Galludo. Prosiguió el defensor señalando que la ma¬yoría de los testigos eran enemigos personales de Piar. El Coronel Francisco Sánchez file ex-pulsado del ejército de Piar por su irregular comportamiento, y juró vengarse. En cuanto al Coronel Hernández, Piar le reprendió pú¬blica y duramente en la batalla de San Félix. Y si es el Teniente Coronel Olivares, nadie ig¬nora que tuvo un violento altercado.con Piar en Upala. Finalizó el Coronel Galindo afir-mando que el General Piar se sintió acorra¬lado, desahogándose con sus quejas pero sin intención de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la pausa independentista. Maturín, Enviado especial La viuda del General Manuel Piar, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella y los amigos de su difunto esposo. Todo lo que ha sucedido declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De un tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. Y agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados del (íeneral Bermúdez-invadieron nuestra casa, v se lleva¬ron todos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado, lluego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel. Después arrestaron a los oficiales Mina v Meleán por haberse desempeñado contó' edecanes de mi esposo. T «-i.-» A±x Dnir Vn zn nf rrtsz ífirntri- riodista que había pedido la pena de la horca ' para el acusado. « (■ -Se comprobó en el juicio señala Souble-r te que Piar era culpable de conspiración contra la sociedad y contra el gobierno. No so¬lamente eso: también era un desertor, un in-subordinado y un sedicioso. Y por si futra poco, hizo armas contra los subalternos del Jefe Supremo. —¿Cuándo fue eso? En el momento de ser arrestado. t Añadió el General Soublette que esos delitos se castigan con la pena de la- horca, según el artículo 26. tratado octavo, título décimo di¬tas Ordenanzas del ejército. —¿Y por qué lo fusilaron y no lo ahorca¬ron? -Creo replica boublelte que los inte-grantes del Consejo de Guerra desearon expre¬sar un reconocimiento a la sin duda brillante hoja de servicios del General Piar. En cuanto a mí, como Fiscal del juicio, estaba en el deber de pedir la pena que los delitos del acusado,' exigía. No quiso añadir nada más el General Sou¬blette. "'**.$* Semblanza ,E1 General Manuel Piar nació en el mes - de abril de 1774, en la ciudad de Wi- Hernstadt. barrio de Otrabanda, < ’.ura- zao, hijp natural de María Isabel Gómez Quernp. mulata holandesa, y de Fer¬nando Piar Lottyn, capitán de la marina mercante, nacido en las islas Canarias, con negocios eri Curazao y La Guaira. Posteriormente Fernando Piar reconoció¬los tres hijos tenidos con María Isabel Gómez, casándose con ella. Fernando Piar lallecip en la última década del siglo XVIII y su viuda contrajo segun¬das nupcias con Pedro ( biombo, natural de Curazao. La familia Piar se vio involucrada $¡n el movimiento revolucionario de Gual y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la navegación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. v En 1798 Piar contrae nupcias con María Marta Boom. Ese mismo año nace su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804. comandaba un pelotón de mili-cias, participando en la lucht^s '#’'a los ingleses invasores de Curazaos-sí?™pada la isla. Piar la abandona y se refugia en Haití. En 1810-se encuentra de nuevo en La Guaira, después de casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Alférez de Fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca- i fltlfl ÍWi L ILU las cinco di* la. madrugada lé dije que se pre¬parara. Entónete tomó el crucifijo, rezó una plegaria y lo besó. Y ya en la puerta, cuando íbamos a salir, me miró con cierta tristeza y dijo: ¿Conque ni siquiera se me permite man¬dar la escolta?" El defensor y la viuda denuncian irregularidades No hubo pruebas y los testigos eran enemigos del acusado : dice el defensor Calinda *** Angostura, Corresponsal El Coronel Fernando alindo, encargado de la defensa del General Piar, declaró que en el transcurso del juicio no se presentaron prue¬bas concretas contra el acusado, añadiendo que la mayoría de los testigos eran enemigos personales de su defendido. Ni un solo docu¬mento, ni una sola proclama con la firma de Piar pudo ser presentado al Consejo de Gue¬rra. Y menos aún mapas y otros indicios de los supuestos planes sediciosos atribuidos ai acu¬sado. Todo eso dijo Galludo. Prosiguió el defensor señalando que la ma¬yoría de los testigos eran enemigos personales de Piar. El Coronel Francisco Sánchez file ex-pulsado del ejército de Piar por su irregular comportamiento, y juró vengarse. En cuanto al Coronel Hernández, Piar le reprendió pú¬blica y duramente en la batalla de San Félix. Y si es el Teniente Coronel Olivares, nadie ig¬nora que tuvo un violento altercado.con Piar en Upala. Finalizó el Coronel Galindo afir-mando que el General Piar se sintió acorra¬lado, desahogándose con sus quejas pero sin intención de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la pausa independentista. Maturín, Enviado especial La viuda del General Manuel Piar, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella y los amigos de su difunto esposo. Todo lo que ha sucedido declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De un tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. Y agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados del (íeneral Bermúdez-invadieron nuestra casa, v se lleva¬ron todos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado, lluego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel. Después arrestaron a los oficiales Mina v Meleán por haberse desempeñado contó' edecanes de mi esposo. T «-i.-» A±x Dnir Vn zn nf rrtsz ífirntri- riodista que había pedido la pena de la horca ' para el acusado. « (■ -Se comprobó en el juicio señala Souble-r te que Piar era culpable de conspiración contra la sociedad y contra el gobierno. No so¬lamente eso: también era un desertor, un in-subordinado y un sedicioso. Y por si futra poco, hizo armas contra los subalternos del Jefe Supremo. —¿Cuándo fue eso? En el momento de ser arrestado. t Añadió el General Soublette que esos delitos se castigan con la pena de la- horca, según el artículo 26. tratado octavo, título décimo di¬tas Ordenanzas del ejército. —¿Y por qué lo fusilaron y no lo ahorca¬ron? -Creo replica boublelte que los inte-grantes del Consejo de Guerra desearon expre¬sar un reconocimiento a la sin duda brillante hoja de servicios del General Piar. En cuanto a mí, como Fiscal del juicio, estaba en el deber de pedir la pena que los delitos del acusado,' exigía. No quiso añadir nada más el General Sou¬blette. quedó inmóvil como en por.,Después de un rato se íe- r “Capitán Conde, tío crea e lia advertido en mí sea una cobardía sino efecto de lo que i al oír esa bárbara sentencia, reí que mis compañeros me tuerte. Y lo que es más, deci- le en esta plaza qufovo he o a litjgrtar Era mejor que sirtado secretamente. Pero en cabó. Estov resuelto a tragar eme llamar a Jorge Meleán” [arle su lente, que había re&- íe dijo: “Quédese con él, (la¬do usted medio' cjego, podrá ipués de un corto paseo por la o no estov degradado, v dado Jlíc ial que ha de conducirme, ue mande yo la escolta que ha licó usted;1 Da si eso podía' permitirse. ■ dijp entonces? jue solicitara la autorización o. • hizo? dirigí al General Anzoátegui. idió el General Anzoátegui? iía permitírsele. :cionó entonces Piar? a largo rato en mi sembjante, ra. Luego se sentó junto a la lía un crucifijo. Creí llegado el uno para preguntarle si dese ase a algún sacerdote, jondió? ed de eso ahora” —dijo, levan- ndose la inano en él bolsillo. Y án Conde, jamás he guardado ; mi corazón nunca ha sido de los que me han vendido v i los perdono v también pido por las impertinencias que de trajeron el almuerzo, nada le le cuando en cuando me pedía grfa. Como a las once y media, pequeña esclavina que usaba, rngo un gran uniforme que po- orir como Ney, pero me basta . Le repliqué: “Por Dios, Ge- ■ eso y piense en su alma", itestó? |ue vo tenía razón, v que lla- or, el cual vino pronto v lo con- d (¡eneral me encargó de a vi - egara la hora. A un cuarto para __ « t—AJSJÍM4& . ... laclo, aesanoganaost* cun sus. VJ oitx intenciqp de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la causa independentista. Maturín, Enviado especial La- viuda del General Manuel Fia?, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella v los amigos'de su dilunto esposo. l odoilo que ha sucedido -declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De an tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era* pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados "del General Benhúdez- invadieron nuestra casa, \ se lleva¬ron lodos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado. Luego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel Después arrestaron a los oficiales Mina ’ v Meleán. por haberse desempeñado como'edecanes de mi esposo. La señora viuda de Piar hizo otros comen¬tarios. —-¿Por qué no fusilaron al General Marino, que en el Congreso de Cariaco pretendió conv ertirse en Jefe Supremo? este otro: —No pasará mucho tiempo sin que el pro¬pio General Bolívar se arrepienta. El Fiscal Soublelte rr Yo pedí la condena a la horca” Angostura, corresponsal El General Carlos Soublette, Fiscal del jui¬ cio seguido al General Piar, declaró a este pe- tA u*— fiar -i-■talleció en ia. uuiti iar ui i.m—— siglo XV11I y su viuda contrajo segun¬das nupcias con Pedro Colombo, natural de Curazao. La familia Piar se vio involucrada en el movimiento revolucionario de Cual y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la naypgación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. Eli 1798 Piar contrae nupcias con Muría Marta Boom- Ese mismo año nace su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804, comandaba un pelotón de mili-cias, participando en la lucha contra los ingleses invasores de Curazao. Ocupada la isla. Piar la abandona y se refugia en Haití. En 1810 se encuentra de nuevo en La Chaira,' después de .casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Altérez de Fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca-ñonera, navegará hacia las aguas del Orinoco, a someter la insurrecta provin¬cia de Guayaría. Al perderse la Primera República, se refugia en I rinidad. Ett 1814 vuelve a f ierra Firme a !a> órdenes del General Santiago Ntariño, participando así en la reconquista del Oriente. Ya en 1812,era Teniente.vEii 1814 asciende a Coronel. Y cuando abandona el país en 1815, con la caída de la Segunda República, es General de Brigada. De sus muchas batallas libra¬das en esa época sólo coi tocio la derrota frente a Boves. En 1816 se incorporaba la expedición de Los Cayos, bajo el mando de Bolívar. Con el grado de General de División participa’ en el combate naval de Los Frailes. Desembarca en Campano y pos¬teriormente incursiona sobre Maturín. Su último triunfo en San Félix aseguró la conquista de Guayaná. “La victoria quería obtenido el General Piar en San Félix -escribió Bolívar a Leandro Pa¬lacios— es el más brillante suceso que hayan alcanzado nuestras armas en V e- nezuela”. El General Piar era de regular estatura,, ojos azules, barbilampiño y su tez algo ro¬sada: de imaginación e ingenio vivo; va¬liente y emprendedor, pero poco aplicado a la disciplina militar; fuerte en sus opinio¬nes, con las cuales siempre quería preva¬lecer; los transportes de su genio le hacían frecuentemente reprender con acrimonia; pero ' '^ Qsgo en apaciguarse, llegando a vecesDiaáa- pedir perdón al subalterno a quien creyó ofenderle; era también sincero, afable y cortés en sus modales. Solía entre¬tenerse con algia tas obras de historia. Era afortunado a la par que valiente. - quedó inmóvil como en por.,Después de un rato se íe- r “Capitán Conde, tío crea e lia advertido en mí sea una cobardía sino efecto de lo que i al oír esa bárbara sentencia, reí que mis compañeros me tuerte. Y lo que es más, deci- le en esta plaza qufovo he o a litjgrtar Era mejor que sirtado secretamente. Pero en cabó. Estov resuelto a tragar eme llamar a Jorge Meleán” [arle su lente, que había re&- íe dijo: “Quédese con él, (la¬do usted medio' cjego, podrá ipués de un corto paseo por la o no estov degradado, v dado Jlíc ial que ha de conducirme, ue mande yo la escolta que ha licó usted;1 Da si eso podía' permitirse. ■ dijp entonces? jue solicitara la autorización o. • hizo? dirigí al General Anzoátegui. idió el General Anzoátegui? iía permitírsele. :cionó entonces Piar? a largo rato en mi sembjante, ra. Luego se sentó junto a la lía un crucifijo. Creí llegado el uno para preguntarle si dese ase a algún sacerdote, jondió? ed de eso ahora” —dijo, levan- ndose la inano en él bolsillo. Y án Conde, jamás he guardado ; mi corazón nunca ha sido de los que me han vendido v i los perdono v también pido por las impertinencias que de trajeron el almuerzo, nada le le cuando en cuando me pedía grfa. Como a las once y media, pequeña esclavina que usaba, rngo un gran uniforme que po- orir como Ney, pero me basta . Le repliqué: “Por Dios, Ge- ■ eso y piense en su alma", itestó? |ue vo tenía razón, v que lla- or, el cual vino pronto v lo con- d (¡eneral me encargó de a vi - egara la hora. A un cuarto para __ « t—AJSJÍM4& . ... laclo, aesanoganaost* cun sus. VJ oitx intenciqp de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la causa independentista. Maturín, Enviado especial La- viuda del General Manuel Fia?, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella v los amigos'de su dilunto esposo. l odoilo que ha sucedido -declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De an tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era* pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados "del General Benhúdez- invadieron nuestra casa, \ se lleva¬ron lodos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado. Luego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel Después arrestaron a los oficiales Mina ’ v Meleán. por haberse desempeñado como'edecanes de mi esposo. La señora viuda de Piar hizo otros comen¬tarios. —-¿Por qué no fusilaron al General Marino, que en el Congreso de Cariaco pretendió conv ertirse en Jefe Supremo? este otro: —No pasará mucho tiempo sin que el pro¬pio General Bolívar se arrepienta. El Fiscal Soublelte rr Yo pedí la condena a la horca” Angostura, corresponsal El General Carlos Soublette, Fiscal del jui¬ cio seguido al General Piar, declaró a este pe- tA u*— fiar -i-■talleció en ia. uuiti iar ui i.m—— siglo XV11I y su viuda contrajo segun¬das nupcias con Pedro Colombo, natural de Curazao. La familia Piar se vio involucrada en el movimiento revolucionario de Cual y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la naypgación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. Eli 1798 Piar contrae nupcias con Muría Marta Boom- Ese mismo año nace su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804, comandaba un pelotón de mili-cias, participando en la lucha contra los ingleses invasores de Curazao. Ocupada la isla. Piar la abandona y se refugia en Haití. En 1810 se encuentra de nuevo en La Chaira,' después de .casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Altérez de Fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca-ñonera, navegará hacia las aguas del Orinoco, a someter la insurrecta provin¬cia de Guayaría. Al perderse la Primera República, se refugia en I rinidad. Ett 1814 vuelve a f ierra Firme a !a> órdenes del General Santiago Ntariño, participando así en la reconquista del Oriente. Ya en 1812,era Teniente.vEii 1814 asciende a Coronel. Y cuando abandona el país en 1815, con la caída de la Segunda República, es General de Brigada. De sus muchas batallas libra¬das en esa época sólo coi tocio la derrota frente a Boves. En 1816 se incorporaba la expedición de Los Cayos, bajo el mando de Bolívar. Con el grado de General de División participa’ en el combate naval de Los Frailes. Desembarca en Campano y pos¬teriormente incursiona sobre Maturín. Su último triunfo en San Félix aseguró la conquista de Guayaná. “La victoria quería obtenido el General Piar en San Félix -escribió Bolívar a Leandro Pa¬lacios— es el más brillante suceso que hayan alcanzado nuestras armas en V e- nezuela”. El General Piar era de regular estatura,, ojos azules, barbilampiño y su tez algo ro¬sada: de imaginación e ingenio vivo; va¬liente y emprendedor, pero poco aplicado a la disciplina militar; fuerte en sus opinio¬nes, con las cuales siempre quería preva¬lecer; los transportes de su genio le hacían frecuentemente reprender con acrimonia; pero ' '^ Qsgo en apaciguarse, llegando a vecesDiaáa- pedir perdón al subalterno a quien creyó ofenderle; era también sincero, afable y cortés en sus modales. Solía entre¬tenerse con algia tas obras de historia. Era afortunado a la par que valiente. - quedó inmóvil como en por.,Después de un rato se íe- r “Capitán Conde, tío crea e lia advertido en mí sea una cobardía sino efecto de lo que i al oír esa bárbara sentencia, reí que mis compañeros me tuerte. Y lo que es más, deci- le en esta plaza qufovo he o a litjgrtar Era mejor que sirtado secretamente. Pero en cabó. Estov resuelto a tragar eme llamar a Jorge Meleán” [arle su lente, que había re&- íe dijo: “Quédese con él, (la¬do usted medio' cjego, podrá ipués de un corto paseo por la o no estov degradado, v dado Jlíc ial que ha de conducirme, ue mande yo la escolta que ha licó usted;1 Da si eso podía' permitirse. ■ dijp entonces? jue solicitara la autorización o. • hizo? dirigí al General Anzoátegui. idió el General Anzoátegui? iía permitírsele. :cionó entonces Piar? a largo rato en mi sembjante, ra. Luego se sentó junto a la lía un crucifijo. Creí llegado el uno para preguntarle si dese ase a algún sacerdote, jondió? ed de eso ahora” —dijo, levan- ndose la inano en él bolsillo. Y án Conde, jamás he guardado ; mi corazón nunca ha sido de los que me han vendido v i los perdono v también pido por las impertinencias que de trajeron el almuerzo, nada le le cuando en cuando me pedía grfa. Como a las once y media, pequeña esclavina que usaba, rngo un gran uniforme que po- orir como Ney, pero me basta . Le repliqué: “Por Dios, Ge- ■ eso y piense en su alma", itestó? |ue vo tenía razón, v que lla- or, el cual vino pronto v lo con- d (¡eneral me encargó de a vi - egara la hora. A un cuarto para __ « t—AJSJÍM4& . ... laclo, aesanoganaost* cun sus. VJ oitx intenciqp de hacer daño alguno al gobierno v menos aún a la causa independentista. Maturín, Enviado especial La- viuda del General Manuel Fia?, doña María Marta Boom, denunció que se ha de¬satado una terrible persecución contra ella v los amigos'de su dilunto esposo. l odoilo que ha sucedido -declara Marta Boom se debe a la envidia de muchos oficia¬les por las brillantes victorias de Manuel. De an tiempo para acá Manuel me venía dicien¬do que querían asesinarlo, porque él era* pardo v curazoleño v no formaba parte del círculo de mantuanos que quería apoderarse del país. agregó1 En Angostura, al iniciarse la campaña contra mi marido, los soldados "del General Benhúdez- invadieron nuestra casa, \ se lleva¬ron lodos los objetos de valor v el dinero que habíamos ahorrado. Luego me amenazaron de muerte si no les informaba el paradero de Manuel Después arrestaron a los oficiales Mina ’ v Meleán. por haberse desempeñado como'edecanes de mi esposo. La señora viuda de Piar hizo otros comen¬tarios. —-¿Por qué no fusilaron al General Marino, que en el Congreso de Cariaco pretendió conv ertirse en Jefe Supremo? este otro: —No pasará mucho tiempo sin que el pro¬pio General Bolívar se arrepienta. El Fiscal Soublelte rr Yo pedí la condena a la horca” Angostura, corresponsal El General Carlos Soublette, Fiscal del jui¬ cio seguido al General Piar, declaró a este pe- tA u*— fiar -i-■talleció en ia. uuiti iar ui i.m—— siglo XV11I y su viuda contrajo segun¬das nupcias con Pedro Colombo, natural de Curazao. La familia Piar se vio involucrada en el movimiento revolucionario de Cual y España. María Isabel Gómez y su hijo Manuel Piar fueron expulsados del terri¬torio venezolano en 1798, donde se ha¬llaban desde 1784. Durante ese tiempo Manuel Piar acompañó a su padre en la naypgación de los mares antillanos, con¬virtiéndose en experto marino. Eli 1798 Piar contrae nupcias con Muría Marta Boom- Ese mismo año nace su primogénita María Isabel Piar Boom. A los treinta años de edad, en 1804, comandaba un pelotón de mili-cias, participando en la lucha contra los ingleses invasores de Curazao. Ocupada la isla. Piar la abandona y se refugia en Haití. En 1810 se encuentra de nuevo en La Chaira,' después de .casi trece años de ausencia. En 1811 es nombrado Altérez de Fragata y presta sus servicios en la Marina de Guerra en Puerto Cabello. El buque donde servía Piar, una lancha ca-ñonera, navegará hacia las aguas del Orinoco, a someter la insurrecta provin¬cia de Guayaría. Al perderse la Primera República, se refugia en I rinidad. Ett 1814 vuelve a f ierra Firme a !a> órdenes del General Santiago Ntariño, participando así en la reconquista del Oriente. Ya en 1812,era Teniente.vEii 1814 asciende a Coronel. Y cuando abandona el país en 1815, con la caída de la Segunda República, es General de Brigada. De sus muchas batallas libra¬das en esa época sólo coi tocio la derrota frente a Boves. En 1816 se incorporaba la expedición de Los Cayos, bajo el mando de Bolívar. Con el grado de General de División participa’ en el combate naval de Los Frailes. Desembarca en Campano y pos¬teriormente incursiona sobre Maturín. Su último triunfo en San Félix aseguró la conquista de Guayaná. “La victoria quería obtenido el General Piar en San Félix -escribió Bolívar a Leandro Pa¬lacios— es el más brillante suceso que hayan alcanzado nuestras armas en V e- nezuela”. El General Piar era de regular estatura,, ojos azules, barbilampiño y su tez algo ro¬sada: de imaginación e ingenio vivo; va¬liente y emprendedor, pero poco aplicado a la disciplina militar; fuerte en sus opinio¬nes, con las cuales siempre quería preva¬lecer; los transportes de su genio le hacían frecuentemente reprender con acrimonia; pero ' '^ Qsgo en apaciguarse, llegando a vecesDiaáa- pedir perdón al subalterno a quien creyó ofenderle; era también sincero, afable y cortés en sus modales. Solía entre¬tenerse con algia tas obras de historia. Era afortunado a la par que valiente. -