Reliquias
dispersas por caída de Cartagena se
reúnen en Haití – Expedición destinada a terminar para siempre con el dominio
colonial – Bolívar honrado de nuevo con la autoridad suprema – Piar bien armado
y municionado triunfa en Carúpano y Güiria e inicia su macha triunfal hacia los
Llanos – Bolívar desembarca en Ocumare y lanza proclama a los caraqueños –
Rechaza a Bermúdez y compañeros que tratan de sumarse a la expedición.
Bolívar
se hallaba en Jamaica desde mediados de mayo de 1815 procurando recursos para
reencender la guerra, pero dado que pasaba el tiempo sin respuestas efectivas,
se trasladó a Haití donde corrió con mejor fortuna. El Presidente de la isla, Alejandro Petión,
el armador curazoleño Luis Brión y el comerciante inglés Roberto Sutherland, le
ofrecieron armas, barcos y dinero para recomenzar la revolución.
Ante este
ofrecimiento, Bolívar convocó en los Cayos de San Luis, febrero de 1816, a los
emigrados patriotas conformados por venezolanos, neogranadinos y extranjeros
sumados a la causa republicana, para preparar la expedición, nombrar sus jefes
y fijar la fecha de reanudar la guerra. Responden y concurren Santiago Mariño,
José Francisco Bermúdez, Manuel Piar, Pedro León Torres, José Antonio Anzoátegui, Bartolomé Salom, el escocés Gregor
Mac-Gregor, los franceses Luis Aury, Carlos Eloy Demarquet, Renato Beluche,
Ducoudray-Holstein, los neogranadinos Francisco Antonio Zea, Judas Tadeo
Piñango, el curazoleño Luis Brión, Pedro Briceño Méndez, Carlos Soublette,
Justo Briceño, Ambrosio Plaza, Mariano Montilla, Jugo Gárate, José Ignacio
Pulido, Florencio y Guillermo Palacios, José María Lecuna y José Gabriel Pérez.
No se logra
unanimidad en torno a la figura de Bolívar para comandar la expedición. Viejas posiciones contradictorias y
enemistades surgen al calor de la reunión en la que no faltaron los retos
personales a duelo de Mariano Montilla
contra Bolívar, Mariño contra Brión, Jugo Gárate contra Piar y el francés Ducuodray-Holstein contra Carlos
Soublette. Estos lances fueron
oportunamente evitados por Alejandro Petión, quien, al igual que Brión,
condicionaba su ayuda a la aceptación de Bolívar como jefe de la expedición no
obstante la oposición de Bermúdez, quien
aspiraba comandar la expedición secundado por Aury y Montilla, todos al final
fueron excluidos de la expedición por considerarlos Bolívar elementos
perturbadores de la unidad,.
La expedición integrada por unos 300 hombres,
en su mayoría oficiales, equipada con 6.000 fusiles, municiones, víveres y una
imprenta, embarcó en siete goletas: la mayor o comandanta identificada con el
nombre General Bolívar, al mando del Capitán de Fragata Renato
Beluche, a bordo de la cual iban el Libertador, Brión y el estado mayor;
la General Mariño, su
comandante Vicente Dubouill, con algunos jefes oficiales; la General Piar,
al mando de Juan Pinell, donde iban
Manuel Piar y otros oficiales; Constitución, al mando del
teniente de navío Juan Monie; que llevaba a su bordo al general Gregor Mac
Gregor; la Brión, al mando del teniente de navío Antonio Rosales;
la Feliz, conducida por el comandante Mr. Lominé y la goleta Conejo,
conducida por el teniente de navío Bernardo Ferraro. las cuales desplegaron sus
velas desde Los Cayos de San Luis el 31
de marzo de 1816 con destino a la isla de Margarita que en buena parte había
sido ocupada por Juan Bautista Arismendi.
Entre otros
oficiales, además de los nombrados, que iban a bordo de dichas embarcaciones
estaban Ambrosio Plaza, Pedro María Freites, Manuel Valdés, Diego Ibarra, Juan
Bautista Bideau, Carlos Chamberlain y el impresor Juan Baillío, a cargo del
cual iba la imprenta.
La navegación
fue larga y penosa tratando, entre islas antillanas, de evadir la vigilancia
española que al fin tienen que enfrentar cerca de Los Frailes luego de capturar
una goleta en la isla de Santa Cruz. En
la batalla naval de Los Frailes, el comandante de la marina Luis Brión y el
capitán Renato Beluche resultaron heridos, pero son capturados el
bergantín español El Intrépido y
la goleta Santa Rita. El 3
de mayo tocan suelo venezolano en
Margarita por el puerto de Juan Griego y su sola presencia hizo que el
Castillo Santa Rosa en La Asunción fuera abandonado y sus ocupantes refugiados
en los fuertes de Pampatar y Porlamar, últimos reductos de los españoles en
Margarita..
Guiados por
Juan Bautista Arismendi, los patriotas siguen a caballo hasta la Villa del
Norte en cuya iglesia se reúnen el 7 de mayo y por unanimidad le ratifican a Bolívar su máxima jerarquía de
Jefe Supremo y como segundo jefe para reemplazarlo en caso de ausencia, muerte
o enfermedad, el General Santiago Mariño.
Al día siguiente, Bolívar se
dirige a los venezolanos en calidad de Capitán General de los Ejércitos de la
Nueva Granada y Venezuela inaugurando el tercer período de la República,
invitando a los españoles a regularizar la guerra y prometiendo instalar
nuevamente el Congreso de Venezuela para lo cual desde ya quedaban los pueblos
autorizados para nombrar sus diputados, confiándoles las mismas facultades
soberanas que en la primera época de la República.
El 25 de mayo
la expedición zarpa del puerto de Juan Griego buscando tierra firme por el
puerto de Carúpano que controlan escasas fuerzas enemigas.. Le hacen frente y Carúpano es sometido tras
un combate de dos horas que protagoniza Piar y
durante el cual es ocupado el castillo Santa Rosa y capturados la
goleta Fortuna y el
bergantín Bello Indio al cual le cambian el nombre por Indio
Libre.
En posesión de
la plaza, el Liberador dicta entonces un decreto sobre la libertad de los
esclavos y los llama a tomar las armas mientras la gente que durante el combate
se había refugiado en las montañas sale, pide armas y se apodera de los pueblos
dominados por los realistas. Bajo la presidencia del doctor Juan Bautista
Urbaneja se instala una asamblea el 29 de junio en la que participa la
municipalidad para reconocer al Libertador como Jefe Supremo. Reconocimiento al que se suman desde
Cabrutica los jefes guerrilleros Monagas, Cedeño, Rojas, Zaraza y otros.
Antes y tan
pronto se posesionó de Carúpano, el Libertador reorganizó sus tropas y decidió
sobre la marcha apoderarse de Güiria para lo cual despachó a Mariño en la
goleta de guerra Diana, acompañado del General Manuel Piar y de
otros oficiales. Luego de hacer escala y
dominar Río Caribe continuaron hasta Güiria y desde aquí, acompañado del
coronel Bartolomé Salom y del coronel Pedro Briceño Méndez en calidad de
secretario, partió luego el General Piar
con cuatro flecheras, fusiles y municiones hacia un punto que le permitiera
proseguir hacia los llanos de Maturín con el objeto de organizar y armar tropas
buscando al mismo tiempo comunicación
con los diferentes caudillos que se habían mantenido por aquellas
llanuras. De los primeros que se unieron
al General Piar, fueron los jóvenes F. Mejía, Juan José Quintero y José
Centeno.
En carta de Bolívar para
Arismendi, 23 de junio, le informa que “El General Piar siguió de Güiria
para su destino de Los Llanos el 20 del corriente, llevando las armas,
municiones y demás elementos que le he proporcionado, necesarios para obrar por
aquella parte. Sus operaciones van a
reducirse a marchas, puesto que los enemigos han retirado todas las fuerzas que
podían oponérseles”.
Mientras Mariño operaba
desde Güiria y Piar marchaba hasta los llanos de Maturín y Barcelona, el
Gobernador de Cumaná, Tomás Cires, concentraba todas las fuerzas de la
provincia para reconquistar Carúpano por mar y tierra, visto lo cual, el
Libertador determinó evacuar la plaza el 29 de junio y el 5 del mes siguiente
desembarcó con 15 buques y 800 hombres en Ocumare de la Costa para desde aquí
tratar de liberar la provincia de Caracas. Al hacerlo le dirigió a sus
habitantes esta proclama exponiendo los principios de su lucha, miras, cesación
de la guerra a muerte y libertad de los esclavos:
“A los habitantes de la
provincia de Caracas:
Un
ejercito bien provisto de artillería y
cantidad suficiente de fusiles y municiones está hoy a mi disposición para
libertaros. Vuestros tiranos serán destruidos, o expelidos del país, y vosotros
restituidos a vuestros derechos, a vuestras patria y a la paz.
La
guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte:
perdonaremos a los que se rindan, aunque sean españoles. Los que sirvan la
causa de Venezuela serán considerados como amigos, y empleados según se mérito
y capacidad.
Las
tropas pertenecientes al enemigo que se pasen a nosotros, gozarán de todos los
beneficios que la patria concede a sus bienhechores.
Ningún
español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla. Ningún americano sufrirá
el menor perjuicio por haber seguido el partido del rey, o cometido actos de
hostilidad contra sus conciudadanos.
Esa
porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las miserias de la
esclavitud ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la
emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una
clase de hombres, todos serán ciudadanos.
Luego
que tomemos la capital convocaremos el Congreso General de los representantes
del pueblo, y restableceremos el Gobierno de la República. Mientras nosotros
marchamos hacia Caracas, el general Mariño a la cabeza de un cuerpo numerosos
de tropas, debe atacar a Cumaná. El general Piar sostenido por los generales
Rojas y Monagas ocupará los Llanos, y avanzará sobre Barcelona, mientras el
general Arismendi con su ejército victorioso ocupará la Margarita. Cuartel
general de Ocumare, 6 de julio de 1816.
Simón Bolívar”
El día 6, el General José Francisco Bermúdez llega
desde Kingston al puerto de Ocumare de la Costa, siguiendo por su cuenta la
expedición. Tan pronto llegó, ofició al
Libertador participándole su llegada y deseo de incorporarse, pero Bolívar en
carta fechada dos días después lo rechaza por insubordinado y sedicioso.
“Después
de las diferencias y contestaciones que usted excitó en Los Cayos, y que me
obligaron a licenciarlo; después de los paridos que continuó formando para
oponerse a la expedición, pretendiendo el mando de ella contra la voluntad
general de todos los que la componían, contra la determinación de la Junta
General de Jefes notables que me encargó su dirección, y lo que no menos,
contra el expreso comprometimiento de usted después de los votos formales y
expresos que usted y sus compañeros hicieron públicamente allí de atentar
contra mi vida y de elevarlo usted a la autoridad suprema; después, en
fin, de las muchas pruebas que ha dado
de insubordinación y de sedición, no están en mi arbitrio admitirlo en el ejército
ni en el territorio de la República.
Felizmente
hasta ahora reina en uno y otro la mejor armonía y subordinación; nada aspiro
sino salvar a la patria, y si me disputan alguna preferencia es la de ir
delante de los demás al encuentro del enemigo, y la de ejecutar mis órdenes con
la más estricta y ciega obediencia. La
presencia de usted entre nosotros turbaría todo el orden, volvería a encender
las discordias, haría revivir las odiosas y destructoras pretensiones que se
han extinguido ya, y volvería inevitablemente en sus ruinas al ejército y a la
naciente República.
Por
todas estas consideraciones me veo en la forzosa necesidad de impedir a usted y
a sus compañeros en el desembarque que solicitan, y lo prevengo se prepare para
trasbordarse con ellos a un buque que los llevará con seguridad a las colonias
antiguas
Luego
que la República esté del todo libre y tranquila permitiré a usted que venga a
habitar con nosotros. Entonces las
pasiones se harán calmado y no habrá justos temores”.
El mismo día 6 Bolívar abre operaciones hacia
el centro, pero el general Carlos Soublette que se había adelantado con las
tropas, fue derrotado por Morales el 14 de julio en el Alto de los Aguacates,
exactamente cuando Francisco de Miranda moría en la Carraca. Bolívar trató
inútilmente de auxiliarlo, pero al final tuvo que retirarse violentamente y
embarcarse hacia Bonaire tratando de hacer contacto con la escuadrilla de Brión
y poder enderezar de alguna manera el revés sufrido en Ocumare.
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