Cedeño, el oficial que hizo preso a Piar
Cedeño deja la
Gobernación de Guayana para socorrer al Departamento de Maturín – Los realistas
ocupan Carúpano y Cariaco mientras Mariño estaba en Guanaguana – Bolívar
aprovecha este suceso que debilita internamente a los rebeldes y procede contra
Mariño y Piar – Bermúdez sale de Angostura a reforzar su División con la brigada de Zaraza - Cedeño
prepara aprehensión de Piar – Lo captura en Aragua de Maturín – Carta de Piar para Mariño al siguiente día
de su detención reconociendo su error y convocando a la unidad en torno al Jefe
Supremo.
Mientras
en Guayana Bolívar logra restablecer severamente la disciplina y unir el
Ejército entorno a su jefatura, en el Oriente, especialmente en el Departamento
Maturín, no ocurría lo mismo. Los brotes
sediciosos amenazaban la unidad a causa de la conducta de Mariño y Piar que
divulgan su descontento por la forma como se manejan los negocios públicos y se
ejerce la jefatura suprema. Bolívar
reacciona con disgusto y toma
decisiones, una de ellas que afecta la permanencia del General
Manuel Cedeño en la Gobernación de la
provincia porque recibe la orden de marchar con el Escuadrón Caicara contra la
sedición de rebeldes en Maturín.
“Señor
General –le escribe al General Cedeño el 17 de septiembre de 1817- Los distinguidos servicios de V. S. a nuestra Patria, su amor
al orden, la constante
obediencia que ha
prestado V. S. al
Gobierno, su señalado valor
y pericia militar, me
han determinado á V.
S. el
mando de la
expedición destinada á
socorrer el Departamento
de Maturín.
Las
instrucciones que tengo
el honor de
acompañar á V. S.
modelarán enteramente su
conducta en esta
importante empresa y
delicada operación. Ella es
de tal naturaleza
que debe ejecutarse
con un tino
y pulso que
produzca los resultados
que el Gobierno
se propone.
V.
S. Señor General, tiene las
cualidades que se
requieren para llenar
absolutamente los justos
deseos del Gobierno
de la República. Desengañe V. S.
á los infelices
inocentes que por
sencillez hayan dejado
seducirse: hágales V. S. ver el abismo
en que algunos
enemigos de la
tranquilidad pública quieren
sepultarlos y hágales
ver las rectas y
paternales intenciones que
han guiado hasta
hoy los pasos
del Gobierno de
Venezuela.
Terminada la
comisión de V. S.
regresará á esta
plaza á encargarse
del Gobierno de
esa Provincia, para yo
continuar las operaciones
de la campaña
en el Occidente
contra el enemigo
común. Dios guarde á V.
S. muchos años. Simón
Bolívar”.
De
esta comisión encomendada a Cedeño informa el mismo día al General Andrés Rojas
para que se disponga a cooperar. También
informa, tanto a él como al Comandante de las tropas que obran cerca de San
Fernando de Apure, que el General
Bermúdez, a la cabeza de su división marcha a incorporar a ella la brigada del
General Pedro Zaraza en Chaguaramas y de allí tratar de marchar con tres mil
hombres perfectamente armados y bien municionados sobre Calabozo donde deben hacer un alto hasta que él pueda
lanzar la ofensiva hacia Occidente.
Mejor
enterado de los sucesos de Güiria por el Comandante de la goleta nacional el Cóndor
procedente de Jamaica y los de otros buques que han fondeado en las fortalezas
de la vieja Guayana, el Jefe Supremo vuelve a escribir al General Cedeño (22 de
septiembre) a fin de que tome en cuenta la ventaja que significa para sus
planes la derrota de Mariño, subrayando que Güiria ya no puede prestar auxilios
ni recursos a quienes fomentan la rebelión, pues están prácticamente cercados
tanto por tropas enemigas como por las mismas tropas patriotas que responden a
su jefatura.
“Jamás
se ha presentado una ocasión más oportuna, ni una circunstancia más favorable
para arrancar hasta las más pequeñas raíces del mal que los enemigos domésticos
de Venezuela quieren sembrar” dice Bolívar a Cedeño y lo insta a aprehender a
los autores:
“Vuestra señoría tiene todos los medios para aprehender a
los autores, jefes y partidarios de este horrendo crimen dejando para siempre
purgado ese suelo de los monstruos que querían convertirlo en su teatro de
abominaciones.
Piar, solo, sin partidarios y sin espacio siquiera donde
vagar, debe infaliblemente caer en manos de usted. Vuestra señoría debe aprehenderlo, a él y a
los que lo sigan sin que nada pueda salvarlo del poder de usted; de manera que
los acontecimientos inesperados de Güiria aseguran más el éxito feliz de la
comisión de usted.
El Capitán Esteves, Comandante del Cóndor, asegura que el
Comandante Benn de la Guardia de Honor del General Mariño debe regresar de
Trinidad a Maturín. Este y los más que
indique a usted el general Sánchez, que los conoce, deben ser asegurados y
conducidos con los demás facciosos, como también Isaba, Montes y demás Jefes
que han seguido a los revolucionarios de esa plaza.
Usted no debe permitir por ninguna causa la evasión de
Piar, debe necesariamente ser aprehendido, y vuestra señoría de volver
trayéndolo consigo, pues si se frustra la captura de éste, la facción no queda
enteramente ahogada y extinguida; nada pues puede omitirse en su aprehensión”.
Dos días
después recibe noticias del Almirante Brión, según la cual la goleta Tigre
no responde a su mando y ha desembarcado tropas en dirección a Maturín. Ante esa situación el Jefe Supremo previene
tanto a Cedeño como a Andrés Rojas para que actúen colaborando con una flechera
que ha sido despachada para someter al
Capitán de la goleta y reembarcar la tropa con destino a Angostura. Ratifica la necesidad de aprehender cuanto
antes a Piar, del que ha sido informado tomó la ruta de Cumanacoa. La orden de aprehensión ha sido extendida
contra Mariño, Benn, Fouchet y otros que deben ser remitidos al Cuartel General
de Angostura con la mayor seguridad.
El
General Andrés Rojas informa al Libertador en oficio del 18 de cuanto se ha
hecho por llevar a cabo la captura de Piar y le da cuenta de todo lo dicho por
él en su contra para ganarse el favor de
oficiales y tropas. Asimismo le impone
de la impotencia y debilidad a que se halla reducido Piar en Cumanacoa, sin
municiones ni de donde tomarlas y seguido por un corto número de soldados.
Bolívar,
responde al General Rojas, calificando
de ridícula como despreciable la nueva invención a que Piar se ha
acogido y que, por supuesto, a nadie puede alucinar con ella.
“Las
tramas y genio revoltoso de Piar, en estas circunstancias en que aun no estamos
perfectamente tranquilos, son muy temibles.
Los individuos todos de la República deben empeñarse en su aprehensión.
Las
fuerzas reunidas del señor General Cedeño con las de U.S., deben llenar los
deseos justos del Gobierno. US debe
tomar en la aprehensión de este faccioso el más vivo, decidido interés. Si no se logra su captura, ni Maturín ni la
Provincia de Cumaná estarán tranquilas jamás, mientras existan en el corazón de
ellas el germen de la discordia. Así
pues, reitero a US la orden expresa de no perdonar medio, diligencias, ni
sacrificio para su aprehensión”.
Carta de
semejante tenor cursa con destino al General Cedeño recordándole que “la
patria y la felicidad general, reclaman imperiosamente el castigo del faccioso
que las perturba. Las fuerzas de usted,
señor General, pero sobre todo el valor
e interés de usted por el bien público, son más que suficientes para la
aprehensión de Piar y de sus partidarios.
Las circunstancias son las más oportunas; aprovéchelas y proceda a
desempeñar su importante comisión conforme a mis instrucciones”.
Cedeño
que había salido de Angostura con su escuadrón el 20 de septiembre, se detiene
en El Tigre y adelanta al Teniente
coronel Juan Francisco Sánchez hasta Maturín para preparar con Andrés Rojas
comandante de la plaza, la localización y captura de Piar. Más tarde Cedeño reanuda
la marcha, llega a Maturín el 25 a las ocho de la noche y recibe información de
Rojas y Sánchez de que Piar se halla en Aragua de Maturín con unos 100
fusileros aproximadamente comandados por el Teniente coronel Francisco Carmona. Inmediatamente mandó al Comandante Remigio
Femayor viniese con cuarenta hombres y éste se presentó al día siguiente a las diez de la mañana, cuando recibió
instrucciones de marchar sobre Aragua de Maturín. Cedeño salió más tarde a reunirse
con él.
En Aragua de Maturín, Piar
acostumbraba acampar con su tropa en el hato “El Potrero”, y en el pueblo solía
pernoctar en una casa contigua a la de doña Rosa Cabello de Silva, quien lo
despertaba por la mañana con una humeante taza de café.
El 27, a
las cuatro de la mañana, entró Cedeño en Aragua de Maturín, se unió a los
hombres comandados por el Comandante Femayor y sin perder tiempo se dirigió a
la casa donde según le habían informado, se hallaba el General Piar, mientras
el Alférez José Peralta era destinado con un piquete de carabineros a observar
los movimientos de la infantería de Piar que estaba acuartelada. En eso se
presentó el comandante Francisco Carmona y cuando el Alférez trataba de
impedirle el paso hacia el cuartel de su tropa, llegó el Teniente coronel Juan
Francisco Sánchez y tomándolo por el brazo se retiro a conversar con él.
Cedeño
ya se había hecho recibir por Piar y dirigiéndose a él con tono natural y resuelto, le dice:
-Compañero, vengo a buscarlo a
usted de orden del Jefe Supremo.
Piar le contestó:
-Nada tiene que hacer conmigo el
Jefe Supremo de esta tierra.
Cedeño, entonces, dirigiéndose
al oficial ayudante de campo de Piar, Teniente José María Aguilera, le ordenó:
-Teniente, mande usted a
ensillarle la mula al General –pero éste le respondió:
-No quiero. Yo no obedezco sino a mi General Piar.
Entonces, Cedeño dio al Teniente
un golpe de sable inutilizándole el brazo izquierdo.
Poco
después salió Piar de su casa con intención de dirigirse a la infantería,
seguido por Cedeño y otros oficiales, Peralta pasó a formarse con su tropa al
tiempo que salía el Comandante Carmona con su
caballería. Mándale a hacer alto y
alinearse.
Carmona tuvo un intercambio de
palabras con el General Cedeño que fue aplacado por el oficial Sánchez. Luego
Cedeño volvió a la carga tratando de persuadir a Piar sobre la necesidad de que
lo siguiese a Maturín con arreglo a la orden del Jefe Supremo, pero Piar se resistía:
-Sólo en la punta de una
lanza podrá llevarme usted a Maturín.
-General,
he traído tropas para conducirlo, no en la punta de una lanza sino para hacerlo
obedecer.
Luego se
dirigió a la infantería de Piar:
-No
he venido a hacerles la guerra porque todos somos hermanos, sólo he venido a
cumplir la misión de conducir al General Piar a la presencia del Jefe Supremo.
Pero el
General Piar lo interrumpe:
-General Cedeño, hace mal
usted en seducir mi tropa -y desenvainando su espada ordena:
-Comandante Carmona,
póngase a la cabeza de la infantería.
En ese instante el oficial Sánchez tira de su sable
e intervienen Cedeño y otros oficiales, arropan a Piar, lo desarman y hacen
preso por la fuerza. Carmona no
interviene, permite que su Jefe sea arrestado apoyándose en la caballería de
Cedeño, mientras impotentes algunos elementos de tropa y oficiales de Piar se
dispersan y salen corriendo hacia el monte.
Cedeño
más tarde dijo a Piar excusara el procedimiento, pero cumplía orden del Jefe
Supremo de conducirlo a como diera lugar al Cuartel de Angostura, dada su
manifiesta resistencia, pero que nada debía temer puesto que sólo se pretendía
poner en claro situaciones que perjudicaban la unidad del ejército y conciliar
las diferencias. El General Piar accedió
y aunque protestó la forma como había sido traicionado e irrespetada su
jerarquía, reconoció su error y quedó convencido de que lo más sensato era
cobijarse bajo una sola causa, bajo una sola bandera y bajo un sólo jefe. Ya en
Maturín, a donde fue conducido esa misma mañana, así lo manifiesta en la siguiente carta enviada al General
Santiago Mariño:
“Maturín,
28 de septiembre de 1817. Estimado
General: Un acontecimiento que no
esperaba me puso en manos
del General Cedeño, quien autorizado
por el Jefe
Supremo de la República
se presentó en
Aragua el 27
del corriente a
las 3 de
la mañana, su objeto
era conducirme a
la Provincia de
Guayana para tener
una entrevista con el Jefe
Supremo y la
reconciliación con sus
amigos. Yo mi querido
amigo me hubiera
defendido con la
tropa que mandaba
compuesta de 80
fusileros, el General
Cedeño solo traía
40 hombres de
caballo, pero la traición
que hizo a
mi confianza el
Comandante Carmona corto
mi resolución,
acontecimiento que miro
como un precursor
de la República, de
la extinción de
los tiranos y de la
libertad del Estado.
Cuando yo
quise disponer de las tropas
contra los que
intentaban a la
sombra del pabellón
contra mi alta
jerarquía, el Comandante
Carmona los hizo
desfilar y se formó apoyando
la caballería, lo que
sirvió de señal
para declararme prisionero.
Este
acontecimiento mi querido
amigo os debe
servir de escuela
para conocer el
resultado de los
partidos entre individuos
que hayan cubiertos
de, un mismo
cielo, que siguen
una misma causa,
y hacen unos
mismos sacrificios: en los
momentos en que
se divide un
pueblo y aparecen
mandando los jefes
de la Sociedad
ya no hay
seguridad, y el
que se cree más
apoyado es el
primero que se
sacrifica. Estas son las
circunstancias en que
nos hallamos y
es necesario, y
de una necesidad
absoluta de que
mande un hombre
a Venezuela ¿ Y
quien debe ser?
Naturalmente está llamado
al mando supremo
del Estado el
General Bolívar, no hay
una circunstancia en que no
apoye esta verdad, pues
si es innegable
este principio unámonos
compañero y amigo
con el General
Bolívar que es
el Jefe que más desea
esta satisfacción que
tantos bienes trae
a la República.
Yo
por mi parte
he resuelto en
mi corazón no
militar bajo otras
banderas que aquellas
que manda el
Jefe Supremo, pues
he conocido mi
error, y el
sacrificio que iba
a hacer de la República
por un motivo
que no tenía
de legal que
los resentimientos de
mi corazón, no
os puedo decir
más para animaros
adoptar el partido
de la unidad
de la República
pues de este
modo participaremos de
la gloria que
conseguirán todos los
que contribuyen a
la Libertad general
de la República.
Yo
hablo con libertad,
y sólo manifiesto
los sentimientos de mi corazón,
créeme tú eres
el Segundo de
la República y
cuando el General
Bolívar se separe
de estas provincias
yo debo hallarme
a tu lado,
y todas estas
circunstancias reunidas me
hacen hablar con
franqueza.
Cuando fui
sorprendido creí haber
caído en manos
de mis enemigos,
pero cuanto se
engaña el corazón
del hombre; yo
herido tratado con
toda dignidad de
mi carácter y una
porción de amigos,
han derramado sobre
mi alma la
confianza, el consuelo
y la esperanza
todo lo que
encontré en Maturín,
son documentos de
unidad de amistad,
y de concordia,
no te engañes
créeme. Piar”.
Piar, no obstante, se mordía de
resentimiento contra el jefe de su guardia personal Francisco Carmona, cumanés
que para entonces contaba 21 años. Hijo de madre venezolana y de padre
español. Lo había conocido en 1813
durante la Expedición de Chacachacare organizada por Mariño y estuvo a su lado
durante la campaña de Guayana donde también Carmona entablo amistad con el
General Cedeño, el mismo que en Aragua de Maturín lo sedujo para lo que Piar
siempre consideró como traición y Bolívar como un acto patriótico. Carmona desde entonces seguirá activo al lado de su paisano el
General Bermúdez y seguirá a Bolívar
hasta Colombia donde muere asesinado en la Ciénega de Santa Marta en 1853.
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