Prisionero y escoltado por un
escuadrón de carabineros, Piar es conducido a la Angostura del Orinoco adonde llega la noche del 3 de octubre y es
recluido en calidad de detenido – Debidamente informado, el Libertador lo
remite junto con un expediente al jefe del Estado Mayor – Sometidos a la
autoridad del Libertador rebeldes de Cumaná afectos a Mariño y Piar – Bolívar
elogia comportamiento del Comandante Francisco Carmona y lo asciende a Coronel.
El
General Manuel Cedeño comisionó al coronel Juan Francisco Sánchez para que con
un escuadrón de carabineros condujera a Piar hasta Maturín y de allí al Cuartel
General de Guayana donde sería puesto a la orden del Libertador, mientras él
proseguía a entrevistarse con el General
Rafael Guevara y otros disidentes en Cumanacoa.
Piar es
conducido a Guayana y llega a la plaza de Angostura en la noche del 3 de
octubre de 1817 y es recluido en uno de los inmuebles, al norte de la Plaza,
que servía de despacho al Estado Mayor.
Debidamente informado el Libertador, quien permaneció en vela toda la
noche, decide poner a Piar en manos de Carlos Soublette, en calidad de Fiscal y
Juez con la siguiente documentación adjunta:
Señor
General de Brigada Jefe de Estado Mayor General, Carlos Soublette.
Señor General:
El
señor General Piar, acusado de los
crímenes de insubordinado a la autoridad suprema, de conspirador contra el
orden y tranquilidad pública, de sedicioso, y últimamente de desertor, debe ser
juzgado conforme a nuestras leyes.
Como
en virtud del artículo 4º capítulo 3º
del reglamento de 29 de Mayo último corresponde a US instruir el proceso,
procederá US a ello a la mayor brevedad
en clase de Juez Fiscal, hasta poner la
causa en estado de ser juzgada por el Consejo
de Guerra que se nombrará
oportunamente para su decisión, con arreglo al mismo capítulo 3º del citado
reglamento.
El
Capitán ciudadano José Ignacio Pulido
actuará en calidad de Secretario.
Los
trece adjuntos documentos impondrán a US de la conducta y atentados del
acusado. US hará de ellos en el proceso
el uso que es debido.
Dios
guarde a US muchos años.
Cuartel
General en Angostura a 3 de Octubre de 1817.- 7º .
BOLÍVAR.
Número 1º
Guayana, y Julio 20 de 1817.- 7º.
Mi
amado General:
En
el instante que llegue a esta ciudad tuve la fortuna de encontrarme con el
señor Piar; este General, después de
haberme hecho las más sinceras demostraciones de amistad me habló de este modo:
“Yo
he sido elevado a General en Jefe por mi espada y por mi fortuna, pero soy
mulato y no debo gobernar en la República; no obstante, yo he penetrado el gran
misterio de la administración actual, y
he jurado a mi honor restituirle la libertad a tanto inocente que está
derramando su sangre por encadenarse más y más en una esclavitud vergonzosa; me
voy a Maturín, y al fin del mundo si es necesario, a ponerme a la cabeza de los que no tienen otro
apoyo que sus propias fuerzas, estoy
seguro que haciendo razonar por todas partes la justicia de mis sentimientos y
la necesidad en que nos ponen de tomar las armas cuatro mantuanos, por la
ambición de mandarlo todo, y de privarnos de los derechos más santos y
naturales, no quedará un solo hombre que no se presente a defender tan digna
causa. Mariño, cuyas ideas liberales son
bien conocidas me hará algunas reconvenciones, pero él se unirá de muy buena fe, por estar de acuerdo con mis
sentimientos. Sánchez, ha llegado
la época de que seamos libres,
manténgase U. como filósofo, siendo
indiferente a tanto crimen, y guarde U una fiel correspondencia conmigo por
medio de Olivares; yo soy su amigo, y nuestra triste condición nos liga de tal
modo que debemos de ser uno en ideas, y en sacrificios; en fin, ellos o
nosotros sólo debemos existir”. De este
modo concluye su discurso esta serpiente de la República; mis contestaciones no
repugnaron sus principios, con el objeto de sondear más y más aquel corazón
horroroso que quiere ver envuelta su patria en la guerra más espantosa que
conoce la historia del mundo.
Mi
General, V.E. me conoce y sabe cuánto ha costado siempre a mi corazón hacer
acusaciones contra los hombres de la República; pero mi patria, que es para mí
lo más santo, me haría sacrificar a mi
propio padre si él fuera enemigo de la causa pública.
En
el momento que me separé de ese monstruo, me dirigí al General Bermúdez y lo
instruí de todo; él en seguida me refirió lo que sabía sobre el particular, y
me dijo que ya había escrito a V.E. y esperaba la contestación para obrar.
El
General Cedeño, a quien me manifesté también, está indignado con hombre tan
malo, y me ha dicho que ha escrito a V.E. sobre lo mismo. V.E. esté seguro que el General Cedeño
detesta al señor Piar y desea se castiguen tantos crímenes, y yo de mi parte
recuerdo a V.E. los resultados que hemos tenido siempre si un ambicioso se pone a la cabeza de una
inmensidad de hombres que no conocen la moral, ni el respeto que se debe a la
justicia y a la sociedad; por desgracia
la mayor parte de los que componen los ejércitos de la República han sido
educados por los Bóves, los Morales, etc. ¿Y éstos estarán conformes con el
orden y la civilización que debemos establecer?
Mi amado General, no se engañe; V.E. ha estudiado bien el corazón del
hombre y conoce sus tendencias, también conoce que hay un germen de
insurrección regado en toda la
República, y que si se presenta una mano a darle impulso, la consecuencia será
perder aun la esperanza de la libertad. V.E. siente bien todo lo que digo.
Eche
V.E. una mirada por todos los ejércitos de la república, desde la otra parte
del Orinoco hasta la Provincia de Casanare, y contemple si debe o no el General
Piar repasar el Orinoco: examine el sistema de desorganización que quiere establecer y contemple también si debe
ser castigado con toda la severidad que manda la justicia, la República y las
circunstancias. Yo creo, mi buen
General. que V.E. no puede dejar impune el crimen del señor Piar
sin hacerse responsable a Dios, a la República y a las generaciones futuras.
En
fin, V.E. tiene demasiado juicio, luces y justicia en su corazón, para no hacer
lo que más convenga al bien general.
En
esta ciudad todos son sus amigos, así por su persona como por ser el Jefe
Supremo del Estado. El General Bermúdez,
el General Cedeño son demasiado justos en su
corazón, y no quieren sino el orden y la justicia; los Comandantes y oficiales están animados de los
sentimientos de sus Generales: en fin, aquí todo es bueno.
El
Teniente Coronel Olivares ha correspondido muy bien a la confianza que
V.E. ha hecho siempre de él, y en esta
ocasión ha sido muy importante a la República.
Todo
lo que digo, como moralmente posible,
puede ser un error, pero todo lo deposito en las manos de V. E. como en las de un amigo a quien he franqueado
mi corazón.
Adiós,
mi General, hasta que a la voz pueda imponer más a V. E. de mis sentimientos.
Tengo
de V. E. el más alto respeto y consideración, y soy de V. E. un eterno amigo.
JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ.
Número 2.
Guayana, Julio 26 de 1817.-7º.
Mi
querido General:
En
este día he recibido sus oficios
relativos al temperamento que debía tomarse contra las negras ideas de
Piar. Al momento mandé decirle con mi Edecán Machado tuviese la bondad de dispensarme la ida a su
casa por mis males, y que se pasase a la mía para comunicarle asuntos
interesantes. Su respuesta fue la de que vendría en el
instante. Cuando le aguardaba para
recibirle, recibí un recado con su
Edecán Mina, de que no podía venir por hallarse indispuesto.
Ciertamente,
aquí conocí que él trataba de burlarse, y en consecuencia le pasé oficio
manifestándole pasase donde V. E. que
así lo prevenía, y entregase los
Dragones al señor General Cedeño;
insertándole a éste igualmente otro oficio para que los recogiese y
fuese cumplida la orden de U. La
contestación fue que estaba bien, y en el momento trató de pasar bestias en
varias canoas, las cuales hice venir al puerto por medio de algunos tiros de
mosquete, como también diez de ellas que ya estaban del otro lado.
Esta
operación me puso en el caso de proceder con energía, abandonando toda
consideración, y dispuse que 25 hombres,
con un buen oficial, escoltasen la persona de Piar en su casa e intimarle por
medio de mi Edecán prisión orden de U. para remitírselo.
Esto
no tuvo efecto, porque cuando la tropa llegó a mi casa fui informado que Piar
no existía en su posada y que se
ignoraba su destino, y así fue retirada
a su cuartel.
Con
todo, para que él no se ría de la
autoridad y sepa respetarla, he dado órdenes para su aprehensión en todos los
puntos por donde pueda salir de esta ciudad;
he arrestado a Gabino y su Edecán Mina y Melean, y sin duda lo será él
también y remitido, si, como creo, está oculto en alguna casa.
No
tema U. nada, General. La libertad de la
República es preferible al disimulo
pernicioso que pueda hacérsele
hasta hombre perverso y los que traten de imitarlo. Justicia, y el orden sucederá a ella con los
que combatimos por el bien de nuestros países y destrucción de los inicuos.
Es
siempre de U. su afectísimo invariable amigo, Q.B.S.M.
JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.
Número 3.
Guayana, Julio 26 de 1817.-7º.
Mi
querido General y respetado Jefe:
La
de U. que acabo de recibir, del 23 del presente, me ha llenado de la más
completa satisfacción, así por haber
dado una providencia sabia sobre el General Piar, como que por ella nos
rendimos de males incalculables que nos iba a traer la traslación de ese hombre
a Maturín con las intenciones e ideas maquiavélicas que llevaba tan negra que
sólo un hombre loco y enemigo de la humanidad no más las hubiese intentado;
está, pues, cortado en su cuna, con sólo llamarle a ese Cuartel general.
Los
individuos que estaban capaces de estos acontecimientos ya están desvanecidos,
conocen la injusticia y desean el castigo; por esta parte no hay que temer,
principalmente cuando estamos acompañados de hombres que distinguen el bien y
el mal, y conocen la ruina que quiere Piar elevar en Venezuela para divertirse
en la desgracia; está notificado para su comparecencia ante U.; debe hacerlo en
este día, bien sea de voluntad o de fuerza.
Esto
presenta el mejor aspecto, pues los habitantes que han quedado en esta ciudad
dan muestras de estar contentos con nuestro Gobierno.
Adiós
mi querido General, cuente U. con la verdadera amistad que le profesa su
invariable súbdito y amigo,
MANUEL CEDEÑO.
Número 4.
Copia.- Reservado.
Señor General Andrés Rojas,
Señor General Pedro Zaraza y Señor
General Tadeo Monagas.
El
señor General Piar, después de varios debates injustos contra la suprema
autoridad, a quien todos los Jefes de la República prestamos la más estricta
obediencia, ha querido poner en práctica un proyecto tan destructor que
inevitablemente nos envolvería en una guerra civil, si no se atajase su curso.
Tal
es el de haber invitado, con objeto de formarse un partido y disolver este
precioso ejército, a muchos oficiales y soldados pardos, para que acaudillados
por él se separen de la unión tan íntima que liga a todos en la
presente lucha, y de la igualdad verdadera que disfrutan aquellos en nuestra sociedad; inspirándoles
que los mantuanos sólo tratan de su destrucción, y que a él como pardo y no
como criminal lo persiguen.
Informado
el General Cedeño y otros oficiales, con quienes habló de este pernicioso suceso, lo participé al Jefe
Supremo, quien en consecuencia me previno impidiese su paso a esa parte, le
dijese fuera a verse con él en su Cuartel General, y que en caso de negarse lo
consignase, bajo la conducta de un Coronel, a su presencia.
Cuando
yo esperaba que el General Piar cumpliese con los deseos de la autoridad
suprema, poniéndose en marcha a aquel
destino, ha cometido la deserción más escandalosa y degradante, cuyo ejemplo,
siendo el primero en nuestra República, ha dado más motivo de sorpresa al pueblo que lo ha visto
y a la tropa confianza para que tal vez lo imiten.
Como
es posible que su marcha la haya emprendido a esa ciudad, con el objeto de
formarse un ejército, no para combatir a los tiranos, sino para sostenerle en
su errado modo de pensar, encargó a US., en nombre del Excmo. Señor Jefe Supremo, tome las medidas más activas
para cortar los males en que va a envolverse la República, si no se cortasen en
tiempo, aprehendiéndolo y remitiéndolo, con el decoro que merece su empleo, a
dar cuenta de su conducta al Magistrado, cuya justificación no será capaz de
aplicarle un castigo sin que preceda el competente juicio a que estamos sujetos
todos los militares.
No
pierda US., momentos en este negocio
acusándome recibo y comunicándome el
resultado para noticia de S.E.
Dios
guarde a US. muchos años.
Guayana,
Julio 28 de 1817.-7º.
JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.
Es
copia.-Bermúdez.
Número 5.
Excmo. Señor Jefe Supremo, Simón Bolívar.
Excmo.
Señor:
Las
adjuntas copias impondrán a V. E. de la deserción cometida por el General Piar
y de las providencias tomadas por mí para cortar los males que ella puede
producir.
Sus
Edecanes, mujer y bestia han quedado aquí en seguridad, pues cuando observé estaban pasando estas
últimas, conocí que él no quería dar cumplimiento a lo que le había prevenido
de orden de V. E. y entonces procedí a hacer repasar aquellas e intimarle prisión
por medio de mi Edecán que no tubo efecto por haberse desaparecido.
Hecho
un inventario formal de la ropa y muebles del General Piar, lo he hecho poner
todo en un fiel depósito, bajo la responsabilidad del ciudadano Teniente
Coronel Olivares, como también la suma de 250 pesos fuertes, hasta la
resolución de V. E.
Entre
los papeles de su archivo se ha encontrado el pasaporte que V. E. le concedió y
el despacho de su actual empleo.
Dios
guarde a V. E. muchos años.
Guayana,
Julio 29 de 1817.-7º.
Excmo. Señor.
JOSÉ
FRANCISCO BERMÚDEZ.
Número 6º.
Mi amado General:
Recibí la carta de V. E.
fecha 1º del corriente y por ella quedo
instruido de sus intenciones; ya he
hablado al General Cedeño de lo imposible que es por ahora satisfacer la
solicitud que hace de los dos mil caballos, y él ha quedado convencido.
Además
V. E. me pide algunos detalles relativos a la conducta de Piar; yo diré lo que sé, con la ingenuidad que me
inspira el honor, mi patria y V. E. El Ciudadano Calixto, Capitán del
escuadrón de Honor del General Cedeño, llamó al Teniente
Coronel José Manuel Torres, y le dije, que lo impusiera de los disgustos
que había entre los Generales, pues le habían dicho que separaban del ejército
al General Piar, porque era mulato, y
añadió otras razones análogas a este principio; en el momento Torres tocó la dificultad y desengañó a este oficial. En seguida encontró el mismo Torres al
Coronel Hernández y con él le aconteció
lo mismo; conociendo Torres por
estas dos declaraciones que Piar podía
estar tramando alguna revolución, dio
parte al general Bermúdez y al General
Cedeño, los que al momento tomaron todas
las medidas que demandaban las
circunstancias: en efecto el resultado fue descubrir el gran mal.
Piar
había hablado a todos los Comandantes de Caballería y a muchos oficiales
subalternos, y éstos no dejaron de ser sensibles a sus insinuaciones, pero el
General Cedeño movió todos los resortes
de la amistad, de la confianza y de la justicia, con lo que apagó este incendio que nos amenazaba. El General Bermúdez obró también
con bastante actividad y
energía, y la conducta liberal que
presenta está muy de acuerdo con las circunstancias.
Por
lo que dejó dicho, conocerá V. E. que los primeros avisos de la conspiración de
Piar se deben a Torres, y además ha
hecho frente a Piar, así en lo relativo al gobierno que quería instalar, como
en todo lo demás: el General Bermúdez podrá también informar a V.E. respecto a Torres, pues él ha sido testigo
ocular de su conducta.
La
venida de V.E. es muy interesante en
este punto, y crea V.E. que su opinión
es muy superior, de modo que nada pueda hacerla vacilar.
Cuando
yo tenga el honor y la satisfacción de verlo, entonces tocará V.E. más de cerca
mi corazón .
Tengo
de V.E. el más alto respeto y consideración, y soy su más tierno amigo,
JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ.
Número 7.
.
Maturín, Agosto 5 de 1817.-7º.
Señor General José Francisco
Bermúdez
Es
en mi poder el de US. y le digo que el señor General Piar ha pasado para
adentro a unirse al señor General
Mariño. Ellos están unidos. El aquí poco paró, por que cuando llegó el suyo ya él se había
partido.
Dios
guarde a US. muchos años.
ANDRÉS ROJAS.
Número 8.
Señor General José Francisco Bermúdez.
Participo
a US.
cómo a mi llegada encontré aquí al correo que mandé a Maturín con los
pliegos de US., que acaba de llegar; el
mismo a quien le pregunté
que a quién había encontrado por el camino, y me ha dicho, que encontró
a seis hombres y una mujer, que me dice
no conoció persona ninguna de ellos; y por las señas que me da, me presumo que
será la mujer del General Piar; que los encontró en el sitio de la
Soledad, todos a pie y sólo la mujer iba
a caballo en un macho rucio, y una carga en otra bestia; y les preguntó de
dónde venían , y le dijeron que de Angostura.
Yo
quedo haciendo las más vivas diligencias de solicitar por dónde haya sido su paso, que si llego a descubrir quién ha sido el que la ha pasado, viva US. satisfecho que en la misma hora lo
pondré en su tribunal.
Le
permito a US. dos piezas de brin , las
que van por el conducto del Comandante
Guzmán.
Dios
guarde a US. muchos años.
Cucasana,
Agosto 15 de 1817.
JOSÉ LARA.
Número 9.
Excmo. Señor Jefe Supremo de la República.
Excmo. Señor:
Por
las dos adjuntas que tengo el honor de remitir a V.E. del señor General Rojas y
el Comandante de Cucasana, quedará impuesto V.E. de su contenido, y sucederán las órdenes que V.E. tenga a bien comunicar.
El
primero parece no satisface mis intenciones en su estilo tan indiferente y
limitado. El segundo se desentiende de
los repetidos pasos furtivos en su Departamento, en quien los prófugos tienen confianza en el descuido, o lo verifican con
alguna protección.
Dios
guarde a V.E . por muchos años.- Angostura, 22 de Agosto de 1817.-7º
Excmo.
Señor.
JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.
Número 10.
Excmo. Señor Simón Bolívar, Jefe
Supremo de la República.
Excmo.
Señor:
Tengo
el honor de contestar el oficio de V.E. de 30 del pasado. En efecto, llegó aquí el General Piar, y aunque nada me descubrió directamente con
respecto a sus ideas revolucionarias, no dejó de manifestar los principios de
seducción con que quiso atacar desde su llegada la inocencia de algunos de los
vecinos de esta ciudad. Sin duda que
él creyó aprovecharse de la ignorancia de
muchos que aun desconocen la moral y quieren fijar su existencia en la
destrucción de sus semejantes. Él no
pudo encontrar partido alguno y el más incauto vio con más horror sus proyectos
enemigos del orden, de la tranquilidad y del bien general. En este estado, y mirando yo como
perjudicialísima la permanencia de Piar en esta ciudad, me vi obligado a prevenirle la desocupase en
el acto, como lo ejecutó dirigiéndose al General Mariño. Yo estoy satisfecho en
que este Jefe no puede convenir con
sus ideas, máxime cuando yo he enviado
con Piar al ciudadano Diego Alcalá, sujeto de la mayor confianza de Mariño, que
va encargado de instruirle circunstancialmente de sus proyectos y de cuanto
trabajó aquel monstruo en ponerlos en ejecución
en esta ciudad.
Piar
se presentó aquí diciendo que traía su pasaporte para esta provincia, y que se
había adelantado de su equipaje que dejaba atrás, publicando que sus servicios
se habían vistos con tanto desprecio que juraba no trabajar más en defensa del
sistema.
Algunos
oficiales de mi confianza se han impuesto de la copia de la carta escrita por
el Ayudante general Sánchez y han visto con horror la conducta de Piar,
deseando todos generalmente se castiguen los crímenes de un hombre tan ingrato
a su patria y a sus conciudadanos.
El
señor Smith será satisfecho de la cantidad que reclama, con ganado, del que ha
remitido el señor General Zaraza, si se conforma en recibirlo.
Dios
guarde a V.E. muchos años.-Maturín, Agosto 12 de 1817.-7º.
Excmo.
Señor.
ANDRÉS ROJAS.
Número 11
Excmo.
Señor Jefe de la República.
Excmo.
Señor:
Al
fin resolvió el General Mariño poner en ejecución sus proyectos de hostilidad
contra Maturín. El 17 del corriente se
presentó unido con Piar a las orillas de
la ciudad, con 200 hombres armados; pero yo, que estaba ya enterado de que
aquel había llamado a Chaguaramas las tropas que tenía sobre Cumanacoa, me
había ya preparado con las de mi mando.
Luego que fui informado de que las fuerzas de Mariño se hallaban del
otra lado del río, me dirigí hacia él con algunos oficiales montados; me
propuso la entrada al pueblo a que accedí, con tal de que sus tropas se
mantuviesen del otro lado. Aquí me
comunicó de que su objeto no era otro
que el de llevar los auxilios que se le habían negado. Sus tropas empezaron a pasar ínterin yo estaba tratando con este Jefe, que viendo
mi resolución en que se hiciese fuego por mis avanzadas a cuantos intentasen
pasar a este otro lado, le puse en la necesidad de que ordenase a sus tropas,
como lo ejecutó, el que se mantuviesen sin obrar. En este
estado, y deseando evitar un rompimiento y una guerra civil que sin duda
iba a escandalizar a todo el universo, me determiné a facilitarle tres
damesanas de pólvora, tres, resmas papel y una caja de guerra, ofreciendo
enviarle algunas reses de las que tenía el Estado.
Hoy
acabo de recibir parte de que ciento y más reses que había contratado un
extranjero en esta ciudad, por cincuenta de pertrechos, y que salían a
embarcarse a San Juan, fueron sacadas de Punceles, por una partida de
carabineros enviados por Piar o Mariño,
habiéndose llevado además algunas mulas de particulares.
Yo
estoy satisfecho que dentro de quince días volverán, y que no habiendo en esta
ciudad más que cuatro oficiales comprometidos conmigo, iremos a ser víctima del
General Mariño, o tendremos que abandonar el pueblo.
Todo
lo comunico a V.E. para que en consecuencia determine lo que tenga por conveniente.
Dios
guarde a V.E. muchos años.
Maturín,
Agosto 19 de1817.-7º.
Excmo.
Señor.
ANDRÉS ROJAS.
Número 12.
Excmo. Señor Jefe Supremo de la
República.
Excmo.
Señor:
Acabo
de saber por el Comandante Goitía que dos individuos que llegaron de Cumanacoa
le informaron que después que Piar llegó allí con las tropas, les hizo ver que
él se había venido huyendo de la Provincia de Guayana, porque V.E. se había proclamado Rey, y que dirigiéndose la guerra contra los
Reyes, era preciso pelear contra V.E. :
que las tropas de Piar juraron sacrificar la última gota de sangre
contra la Suprema autoridad. En
consecuencia, reitero a V.E. sobre la venida de las tropas que deben marchar a
sostener el Gobierno y a escarmentar los facciosos como Piar. Ya tengo manifestado a V.E. que este mal en sus principios puede cortarse
y que serían fatales los resultados si
tuviesen lugar las ideas de este monstruo.
Que
vuele el auxilio. Piar se halla sin
pertrechos y en el estado más débil. En
caso más apurado yo llamaría la señor General Monagas, pero no se las órdenes
que éste tenga, ni si se presentará a auxiliarme.
Dios
guarde a V.E. muchos años.
Maturín,
Septiembre 14 de 1817.-7º.
ANDRÉS
ROJAS.
Número 13.
Excmo. Señor Jefe Supremo de la
República.
Excmo.
Señor:
El
25 a las 8 de la noche llegué a esta ciudad, donde el General Rojas y el Teniente Coronel Sánchez, a quien había
destinado desde el Tigre, con el objeto de hacerse capaz de todo, me informaron
encontrarse el General Piar en Aragua con 100 infantes. Yo entonces mandé el Comandante Femayor
viniese con 40 hombres volando a marchar sobre Aragua. Efectivamente, el 26 a las diez del día
llegó, y sin detenerse un instante, le mandé
marchar, y yo salí luego a reunirme con él . El 27 a las cuatro de la mañana entré en
Aragua, y sin detenerme en nada, me dirigí a la casa donde se hallaba el
General Piar; luego empezamos a hablar evitando
todo escándalo, pero nada de mis persuasiones bastaron para él decidirse
abiertamente a morir antes que venir
conmigo, y para ello ordenó al
Comandante Carmona, que mandaba el piquete de fusileros, que se aprestasen para batirse y que se pusiese a su
cabeza. Yo entonces me dirigí a los
fusileros y les hice ver que éramos hermanos,
que defendíamos unas mismas banderas, y que por consiguiente no tenían
que hacer un tiro, que confiasen en que yo sólo iba a conciliarlos, a unir los Jefes y que por esta razón trataba
de llevar al General Piar a Maturín.
Todas
estas razones, y Carmona que se puso a la cabeza, los persuadió que no debían hacer contra mí
armas, hicieron que los fusileros no hiciesen movimiento alguno; a pesar de todo esto, el obstinado hizo
algunas tentativas al frente de la
tropa, por lo que me fue preciso valerme
de la fuerza y llevarlo como un reo, a montarlo a caballo. Después de haber tomado algunos oficiales de
su partido que había allí, salí para esta ciudad, trayéndome 70 fusileros que
eran los que mandaba Carmona.
Aquí
he apresado algunos partidarios de los
facciosos y quedo descubriendo los más que se pueda para todos llevarlos por
delante. Si el General Mariño viniese a
Güiria, creo que no se nos escapará, pues están ya puestos muchos lazos. Ayer he oficiado al General Guevara, que es
el que manda la fuerza de Cumanacoa, para que venga con ella a Maturín; y le
hago ver la necesidad que hay de reunirnos y de conciliarnos a un mismo
tiempo.
El
General Piar va al cargo del Teniente Coronel Sánchez, y los demás quedan
presos hasta mi partida, que será después que realice todo.
En
este pueblo he encontrado porción de partidarios de los facciosos, que estoy
asegurando; y le prometo a V.E. que
mientras no expurgue esta ciudad de los malvados que la inquietan no me moveré
de ella; yo estoy seguro de ello y V.E. quede en la confianza de que la
autoridad suprema será respetada por estos pueblos y restablecida en todas sus
partes.
Dios
guarde a V.E. muchos años.
Maturín,
Septiembre 28 de 1817.-7º
Excmo.
señor.
MANUEL CEDEÑO.
P.
D.-Remito a V.E. copias de dos proclamas que di a mi entrada y vuelta de
Aragua.
El mismo
tres de octubre, el Libertador oficia al General Manuel Cedeño elogiando el
tino y acierto en la acción de aprehensión de Manuel Piar y asimismo el
procedimiento en tal sentido del oficial
Francisco Carmona a quien en recompensa eleva a Coronel de caballería:
Señor
General:
La
conducta del Teniente Coronel ciudadano
Francisco Carmona, Comandante de un piquete de la fuerza con que se
hallaba Piar en Aragua, que á pesar de las órdenes de este
faccioso se denegó á hacer fuego sobre las tropas del mando de U. S., tomando
el partido del Gobierno legítimo, es muy laudable y digna de los sentimientos
de un venezolano que no aspira más que á la felicidad de un país sin adherirse
á los intereses privados y personales de ningún faccioso. El Gobierno Supremo de Venezuela ha aprobado sus
procedimientos y lo eleva en recompensa de tan señalado servicio al empleo de
Coronel vivo y efectivo de caballería, cuyo despacho se servirá U. S. poner en
sus manos, haciéndole entender que la República tendrá siempre muy presentes á
él, á los oficiales que le acompañaron y á los virtuosos soldados que le
siguieron.
También
hará U. S. entender lo mismo á todos los habitantes de la Provincia de Cumaná
que por seducción hayan seguido el partido de los facciosos; pero que
arrepentidos se presenten á U. S. y contribuyan á evitar todo derramamiento de
sangre, abandonando á los Jefes de la facción y procurando su captura.
Las
proclamas que U. S. ha dirigido á los habitantes y tropas de Maturín, están
llenas de sentimientos patrióticos, juiciosos y propios de las circunstancias y
de las personas á quienes se habla. Cuantas operaciones ha emprendido U. S.
hasta el 28 en que escribe, están selladas por el tino y por el acierto. Dios guarde a U. S. muchos años.
Simón Bolívar”.
También por la misma
fecha oficia al General Andrés Rojas comandante de la plaza de Maturín, en los
siguientes términos:
“Señor
General:
Anoche
entregó en esta plaza preso, el Teniente Coronel Sánchez, al General Piar :
Maturín desde ahora y toda la Provincia de Cumaná quedan libres de este
faccioso. La aprehensión del General Mariño y de los demás autores de la
rebelión asegurarán su tranquilidad. La patriótica, virtuosa conducta que U. S.
ha desenvuelto desde el origen de los acontecimientos de Maturín, hasta la
prisión de Piar, han contribuido en gran parte á realizar las justas
intenciones del Gobierno de Venezuela. Este, pues, reconoce en U. S. uno de sus
mas fieles servidores, y siempre tendrá presente las cualidades de U. S.
empleadas tan oportunamente en su servicio.
El
Departamento de Maturín, aprenhendido Mariño y el resto de facciosos, en que U
.S. debe empeñarse, va á gozar de la más perfecta tranquilidad. El es un lugar
muy digno de la atención del Gobierno, que ya ha dado las órdenes necesarias
para que se abastezca de ganado y caballos, y surta de carnes, como antes, á la
Provincia de Cumaná. También tendrá la dotación suficiente de armas, municiones
y artillería, á fin de que sirva como antes de apoyo en cualquier revés.
Comunico
al señor General Cedeño muchos artículos sobre la conducta que debe observar
hasta la conclusión de su comisión. Coadyuve U. S. como hasta aquí, y el
Gobierno verá cumplidos sus deseos. Dios guarde á U. S. muchos años.
Simón Bolívar”.
Oficios
similares y en la misma fecha cursó el Jefe Supremo a los Generales José
Francisco Bermúdez, Pedro Zaraza y José Tadeo Monagas, subrayando que Piar será
juzgado y castigado conforme a las leyes y el General Mariño tendrá la misma
suerte y que para acabar de conjurar los elementos de sedición y de guerra
civil, ha decidido la conveniencia de que el General Bermúdez pase a Maturín para
encargarse del mando de la Provincia de
Cumaná.
En
función de conciliación y pacificación, Cedeño, quien había salido con su
escuadrón a entrevistarse con los oficiales disidentes afectos a Mariño y
Piar, logra que el General Guevara y
demás jefes que mandan las tropas de Cumanacoa se sometan y marchen a Maturín
para ponerse a las órdenes de Bermúdez y así lo hace saber al Libertador el 30
de septiembre, pero éste responde que “no es suficiente que el General
Guevara y los demás jefes que mandan las
tropas de Cumanacoa hayan obedecido la orden de V. S. de marchar a
Maturín. Es necesario aprehender a
Mariño. Sin esto, veremos nacer nuevas diferencias y pretensiones que
destruirán lo que tanto nos ha costado.
El General Mariño está en Günimita con una partida para marchar sobre
Güiria, y solo cuando V. S. pierda la
esperanza de aprehenderlo, se contentará en entrar en negociaciones con él y
admitirá que reconozca el Gobierno; pero antes es necesario apurar todos los
recursos y emplear todos los medios que le dictan a V. S. su celo y su
prudencia para lograr su captura”.
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