viernes, 7 de junio de 2013

CAPITULO XVI / Piar preso en Angostura


Prisionero y escoltado por un escuadrón de carabineros, Piar es conducido a la Angostura del Orinoco  adonde llega la noche del 3 de octubre y es recluido en calidad de detenido – Debidamente informado, el Libertador lo remite junto con un expediente al jefe del Estado Mayor – Sometidos a la autoridad del Libertador rebeldes de Cumaná afectos a Mariño y Piar – Bolívar elogia comportamiento del Comandante Francisco Carmona y lo asciende a Coronel.

            El General Manuel Cedeño comisionó al coronel Juan Francisco Sánchez para que con un escuadrón de carabineros condujera a Piar hasta Maturín y de allí al Cuartel General de Guayana donde sería puesto a la orden del Libertador, mientras él proseguía a entrevistarse con el General  Rafael Guevara y otros disidentes en Cumanacoa.

Piar es conducido a Guayana y llega a la plaza de Angostura en la noche del 3 de octubre de 1817 y es recluido en uno de los inmuebles, al norte de la Plaza, que servía de despacho al Estado Mayor.  Debidamente informado el Libertador, quien permaneció en vela toda la noche, decide poner a Piar en manos de Carlos Soublette, en calidad de Fiscal y Juez con la siguiente documentación adjunta:

Señor  General de Brigada Jefe de Estado Mayor General, Carlos Soublette.
Señor General:
            El señor General  Piar, acusado de los crímenes de insubordinado a la autoridad suprema, de conspirador contra el orden y tranquilidad pública, de sedicioso, y últimamente de desertor, debe ser juzgado conforme a nuestras leyes.
            Como en virtud del artículo 4º  capítulo 3º del reglamento de 29 de Mayo último corresponde a US instruir el proceso, procederá US a ello a la mayor  brevedad en clase de Juez  Fiscal, hasta poner la causa en estado de ser juzgada por el Consejo   de  Guerra que se nombrará oportunamente para su decisión, con arreglo al mismo capítulo 3º del citado reglamento.
            El Capitán ciudadano José  Ignacio Pulido actuará en calidad de Secretario.
            Los trece adjuntos documentos impondrán a US de la conducta y atentados del acusado.  US hará de ellos en el proceso el uso que es debido.
            Dios guarde a US muchos años.
            Cuartel General en Angostura a 3 de Octubre de 1817.- 7º .
                                                                                                                        BOLÍVAR.

Número 1º

           
                                                                                Guayana, y Julio 20 de 1817.- 7º.
            Mi amado General:
            En el instante que llegue a esta ciudad tuve la fortuna de encontrarme con el señor Piar; este  General, después de haberme hecho las más sinceras demostraciones de amistad me habló de este modo:
            “Yo he sido elevado a General en Jefe por mi espada y por mi fortuna, pero soy mulato y no debo gobernar en la República; no obstante, yo he penetrado el gran misterio de la administración  actual, y he jurado a mi honor restituirle la libertad a tanto inocente que está derramando su sangre por encadenarse más y más en una esclavitud vergonzosa; me voy a Maturín, y al fin del mundo si es necesario, a  ponerme a la cabeza de los que no tienen otro apoyo que sus  propias fuerzas, estoy seguro que haciendo razonar por todas partes la justicia de mis sentimientos y la necesidad en que nos ponen de tomar las armas cuatro mantuanos, por la ambición de mandarlo todo, y de privarnos de los derechos más santos y naturales, no quedará un solo hombre que no se presente a defender tan digna causa.  Mariño, cuyas ideas liberales son bien conocidas me hará algunas reconvenciones, pero él se unirá de muy buena fe,  por estar de acuerdo con mis sentimientos.  Sánchez, ha llegado la  época de que seamos libres, manténgase U.  como filósofo, siendo indiferente a  tanto crimen, y  guarde U una fiel correspondencia conmigo por medio de Olivares; yo soy su amigo, y nuestra triste condición nos liga de tal modo que debemos de ser uno en ideas, y en sacrificios; en fin, ellos o nosotros sólo debemos existir”.  De este modo concluye su discurso esta serpiente de la República; mis contestaciones no repugnaron sus principios, con el objeto de sondear más y más aquel corazón horroroso que quiere ver envuelta su patria en la guerra más espantosa que conoce  la historia del mundo.
            Mi General, V.E. me conoce y sabe cuánto ha costado siempre a mi corazón hacer acusaciones contra los hombres de la República; pero mi patria, que es para mí lo más santo, me haría sacrificar  a mi propio padre si él fuera enemigo de la causa pública.
            En el momento que me separé de ese monstruo, me dirigí al General Bermúdez y lo instruí de todo; él en seguida me refirió lo que sabía sobre el particular, y me dijo que ya había escrito a V.E. y esperaba la contestación para obrar.
            El General Cedeño, a quien me manifesté también, está indignado con hombre tan malo, y me ha dicho que ha escrito a V.E. sobre lo mismo.  V.E. esté seguro que el General Cedeño detesta al señor Piar y desea se castiguen tantos crímenes, y yo de mi parte recuerdo a V.E. los resultados que hemos tenido siempre si un  ambicioso se pone a la cabeza de una inmensidad de hombres que no conocen la moral, ni el respeto que se debe a la justicia y  a la sociedad; por desgracia la mayor parte de los que componen los ejércitos de la República han sido educados por los Bóves, los Morales, etc. ¿Y éstos estarán conformes con el orden y la civilización que debemos establecer?  Mi amado General, no se engañe; V.E. ha estudiado bien el corazón del hombre y conoce sus tendencias, también conoce que hay un germen de insurrección regado en toda  la República, y que si se presenta una mano a darle impulso, la consecuencia será perder aun la esperanza de la libertad. V.E. siente bien todo lo que digo.
            Eche V.E. una mirada por todos los ejércitos de la república, desde la otra parte del Orinoco hasta la Provincia de Casanare, y contemple si debe o no el General Piar repasar el Orinoco: examine el sistema de desorganización que  quiere establecer y contemple también si debe ser castigado con toda la severidad que manda la justicia, la República y las circunstancias.  Yo creo, mi buen General. que  V.E.  no puede dejar impune el crimen del señor Piar sin hacerse responsable a Dios, a la República y a las generaciones futuras.
            En fin, V.E. tiene demasiado juicio, luces y justicia en su corazón, para no hacer lo que más  convenga al bien general.
            En esta ciudad todos son sus amigos, así por su persona como por ser el Jefe Supremo del Estado.  El General Bermúdez, el General Cedeño son demasiado justos en su  corazón, y no quieren sino el orden y la justicia; los Comandantes  y oficiales están animados de los sentimientos de sus Generales: en fin, aquí todo es bueno.
            El Teniente Coronel Olivares ha correspondido muy bien a la confianza que V.E.  ha hecho siempre de él, y en esta ocasión ha sido muy importante a la República.
            Todo lo que digo, como moralmente posible,  puede ser un error, pero todo lo deposito en las manos de V. E.  como en las de un amigo a quien he franqueado mi corazón.
            Adiós, mi General, hasta que a la voz pueda imponer más a V. E. de mis sentimientos.
            Tengo de V. E. el más alto respeto y consideración, y soy de V. E. un eterno amigo.
                                                                                              JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ.

Número 2.
                                                                                        Guayana, Julio 26 de 1817.-7º.
            Mi querido General:
            En este día he recibido sus oficios  relativos al temperamento que debía tomarse contra las negras ideas de Piar. Al momento mandé decirle con mi Edecán Machado  tuviese la bondad de dispensarme la ida a su casa por mis males, y que se pasase a la mía para comunicarle asuntos interesantes.  Su  respuesta fue la de que vendría en el instante.  Cuando le aguardaba para recibirle, recibí  un recado con su Edecán Mina, de que no podía venir por hallarse indispuesto.
            Ciertamente, aquí conocí que él trataba de burlarse, y en consecuencia le pasé oficio manifestándole pasase donde V. E.  que así  lo prevenía, y entregase los Dragones al señor General Cedeño;  insertándole a éste igualmente otro oficio para que los recogiese y fuese cumplida la orden de U.  La contestación fue que estaba bien, y en el momento trató de pasar bestias en varias canoas, las cuales hice venir al puerto por medio de algunos tiros de mosquete, como también diez de ellas que ya estaban del otro lado.
            Esta operación me puso en el caso de proceder con energía, abandonando toda consideración,  y dispuse que 25 hombres, con un buen oficial, escoltasen la persona de Piar en su casa e intimarle por medio de mi Edecán prisión orden de U. para remitírselo.
            Esto no tuvo efecto, porque cuando la tropa llegó a mi casa fui informado que Piar no existía en su posada  y que se ignoraba su destino, y así fue  retirada a su cuartel.
            Con todo, para  que él no se ría de la autoridad y sepa respetarla, he dado órdenes para su aprehensión en todos los puntos por donde pueda salir de esta ciudad;  he arrestado a Gabino y su Edecán Mina y Melean, y sin duda lo será él también y remitido, si, como creo, está oculto en alguna casa.
            No tema U. nada, General.  La libertad de la República es preferible al disimulo  pernicioso que  pueda hacérsele hasta hombre perverso y los que traten de imitarlo.  Justicia, y el orden sucederá a ella con los que combatimos por el bien de nuestros países y destrucción de los inicuos.
            Es siempre de U. su afectísimo invariable amigo, Q.B.S.M.
                                                                                JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.

Número 3.
                                                                                      Guayana, Julio 26 de 1817.-7º.
            Mi querido General y respetado Jefe:
            La de U. que acabo de recibir, del 23 del presente, me ha llenado de la más completa satisfacción, así  por haber dado una providencia sabia sobre el General Piar, como que por ella nos rendimos de males incalculables que nos iba a traer la traslación de ese hombre a Maturín con las intenciones e ideas maquiavélicas que llevaba tan negra que sólo un hombre loco y enemigo de la humanidad no más las hubiese intentado; está, pues, cortado en su cuna, con sólo llamarle a ese Cuartel general.
            Los individuos que estaban capaces de estos acontecimientos ya están desvanecidos, conocen la injusticia y desean el castigo; por esta parte no hay que temer, principalmente cuando estamos acompañados de hombres que distinguen el bien y el mal, y conocen la ruina que quiere Piar elevar en Venezuela para divertirse en la desgracia; está notificado para su comparecencia ante U.; debe hacerlo en este día, bien sea de voluntad o de fuerza.
            Esto presenta el mejor aspecto, pues los habitantes que han quedado en esta ciudad dan muestras de estar contentos con nuestro Gobierno.
            Adiós mi querido General, cuente U. con la verdadera amistad que le profesa su invariable súbdito y amigo,
                                                                                                 MANUEL CEDEÑO.

Número 4.
                                                       Copia.- Reservado.
Señor General Andrés Rojas, Señor General Pedro Zaraza y  Señor General Tadeo Monagas.
            El señor General Piar, después de varios debates injustos contra la suprema autoridad, a quien todos los Jefes de la República prestamos la más estricta obediencia, ha querido poner en práctica un proyecto tan destructor que inevitablemente nos envolvería en una guerra civil, si no se atajase su curso.
            Tal es el de haber invitado, con objeto de formarse un partido y disolver este precioso ejército, a muchos oficiales y soldados pardos, para que acaudillados por  él se separen  de la unión tan íntima que liga a todos en la presente lucha, y de la igualdad verdadera que disfrutan  aquellos en nuestra sociedad; inspirándoles que los mantuanos sólo tratan de su destrucción, y que a él como pardo y no como criminal lo persiguen.
            Informado el General Cedeño y otros oficiales, con quienes habló de este  pernicioso suceso, lo participé al Jefe Supremo, quien en consecuencia me previno impidiese su paso a esa parte, le dijese fuera a verse con él en su Cuartel General, y que en caso de negarse lo consignase, bajo la conducta de un Coronel, a su presencia.
            Cuando yo esperaba que el General Piar cumpliese con los deseos de la autoridad suprema,  poniéndose en marcha a aquel destino, ha cometido la deserción más escandalosa y degradante, cuyo ejemplo, siendo el primero en nuestra República, ha dado más  motivo de sorpresa al pueblo que lo ha visto y a la tropa confianza para que tal vez lo imiten.
            Como es posible que su marcha la haya emprendido a esa ciudad, con el objeto de formarse un ejército, no para combatir a los tiranos, sino para sostenerle en su errado modo de pensar, encargó a US., en nombre del Excmo. Señor  Jefe Supremo, tome las medidas más activas para cortar los males en que va a envolverse la República, si no se cortasen en tiempo, aprehendiéndolo y remitiéndolo, con el decoro que merece su empleo, a dar cuenta de su conducta al Magistrado, cuya justificación no será capaz de aplicarle un castigo sin que preceda el competente juicio a que estamos sujetos todos los militares.
            No pierda US.,  momentos en este negocio acusándome recibo y comunicándome  el resultado para noticia de S.E.
            Dios guarde  a US. muchos años.
            Guayana, Julio 28 de 1817.-7º.
                                                                              JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.
            Es copia.-Bermúdez.

Número 5.
Excmo. Señor  Jefe Supremo, Simón Bolívar.
            Excmo. Señor:
            Las adjuntas copias impondrán a V. E. de la deserción cometida por el General Piar y de las providencias tomadas por mí para cortar los males que ella puede producir.
            Sus Edecanes, mujer y bestia han quedado aquí en seguridad,  pues cuando observé estaban pasando estas últimas, conocí que él no quería dar cumplimiento a lo que le había prevenido de orden de V. E. y entonces procedí  a  hacer repasar aquellas e intimarle prisión por medio de mi Edecán que no tubo efecto por haberse desaparecido.
            Hecho un inventario formal de la ropa y muebles del General Piar, lo he hecho poner todo en un fiel depósito, bajo la responsabilidad del ciudadano Teniente Coronel Olivares, como también la suma de 250 pesos fuertes, hasta la resolución de V. E.
            Entre los papeles de su archivo se ha encontrado el pasaporte que V. E. le concedió y el despacho de su actual empleo.
            Dios guarde a V. E. muchos años.
            Guayana, Julio 29 de 1817.-7º.
                        Excmo. Señor.
                                                                                     JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ.

Número 6º.
Mi amado General:
Recibí la carta de V. E. fecha  1º del corriente y por ella quedo instruido de sus intenciones;  ya he hablado al General Cedeño de lo imposible que es por ahora satisfacer la solicitud que hace de los dos mil caballos, y él ha quedado convencido.
            Además V. E. me pide algunos detalles relativos a la conducta de Piar; yo  diré lo que sé, con la ingenuidad que me inspira el honor, mi patria y V. E. El Ciudadano Calixto, Capitán del escuadrón  de Honor  del General Cedeño, llamó  al Teniente  Coronel José Manuel Torres, y le dije, que lo impusiera de los disgustos que había entre los Generales, pues le habían dicho que separaban del ejército al General Piar, porque  era mulato, y añadió otras razones análogas a este principio; en el momento Torres  tocó la dificultad y desengañó  a este oficial.  En seguida encontró el mismo Torres al Coronel Hernández y con él le aconteció  lo mismo; conociendo Torres  por estas dos declaraciones que Piar  podía estar tramando  alguna revolución, dio parte al general Bermúdez  y al General Cedeño, los que al momento tomaron  todas las medidas que demandaban  las circunstancias: en efecto el resultado fue descubrir el gran mal.
            Piar había hablado a todos los Comandantes de Caballería y a muchos oficiales subalternos, y éstos no dejaron de ser sensibles a sus insinuaciones, pero el General Cedeño  movió todos los resortes de la amistad, de la confianza y de la justicia, con lo que apagó  este incendio que nos amenazaba.  El General Bermúdez  obró también  con bastante actividad  y energía,  y la conducta liberal que presenta está muy de acuerdo con las circunstancias.
            Por lo que dejó  dicho, conocerá V. E.  que los primeros avisos de la conspiración de Piar  se deben a Torres, y además ha hecho frente a Piar, así en lo relativo al gobierno que quería instalar, como en todo lo demás: el General Bermúdez podrá también informar a V.E.  respecto a Torres, pues él ha sido testigo ocular de su conducta.
            La venida de V.E.  es muy interesante en este punto, y  crea V.E. que su opinión es muy superior, de modo que nada pueda hacerla vacilar.
            Cuando yo tenga el honor y la satisfacción de verlo, entonces tocará V.E. más de cerca mi corazón .
            Tengo de V.E. el más alto respeto y consideración, y soy su más tierno amigo,
                                                                                   JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ.

Número 7.
.
                                                                             Maturín, Agosto 5 de 1817.-7º.
Señor General José Francisco Bermúdez
            Es en mi poder el de US. y le digo que el señor General Piar ha pasado para adentro a unirse al señor General  Mariño.  Ellos están unidos.  El aquí poco paró,  por que cuando llegó el suyo ya él se había partido.
            Dios guarde a US. muchos años.

                                                                                                        ANDRÉS ROJAS.
Número 8.
Señor General  José Francisco Bermúdez.
            Participo a  US.  cómo a mi llegada encontré aquí al correo que mandé a Maturín con los pliegos de US., que acaba de llegar;  el mismo  a quien  le pregunté  que a quién había encontrado por el camino, y me ha dicho, que encontró a seis hombres y una mujer,  que me dice no conoció persona ninguna de ellos; y por las señas que me da, me presumo que será la mujer del General Piar; que los encontró en el sitio de la Soledad,  todos a pie y sólo la mujer iba a caballo en un macho rucio, y una carga en otra bestia; y les preguntó de dónde venían , y le dijeron que de Angostura.
            Yo quedo haciendo las más vivas diligencias de solicitar por dónde haya sido  su paso, que si llego a descubrir  quién ha sido el que la ha pasado, viva US.  satisfecho que en la misma hora lo pondré  en su tribunal.
            Le permito a US.  dos piezas de brin , las que van  por el conducto del Comandante Guzmán.
            Dios guarde a US. muchos años.
            Cucasana, Agosto 15 de 1817.
                                                                                                                        JOSÉ  LARA.

Número 9.
Excmo.  Señor Jefe Supremo  de la República.
            Excmo.  Señor:
            Por las dos adjuntas que tengo el honor de remitir a V.E. del señor General Rojas y el Comandante de Cucasana, quedará impuesto V.E.  de su contenido,  y sucederán las órdenes  que V.E. tenga a bien comunicar.
            El primero parece no satisface mis intenciones en su estilo tan indiferente y limitado.  El segundo se desentiende de los repetidos pasos furtivos en su Departamento, en quien los prófugos tienen  confianza en el descuido, o lo verifican con alguna protección.
            Dios guarde a V.E . por muchos años.- Angostura, 22 de Agosto de 1817.-7º
            Excmo. Señor.
                                                                                    JOSÉ FRANCISCO  BERMÚDEZ.

Número 10.
Excmo. Señor Simón Bolívar, Jefe Supremo de la República.
            Excmo. Señor:
            Tengo el honor de contestar el oficio de V.E. de 30 del pasado.  En efecto, llegó aquí el General Piar,  y aunque nada me descubrió directamente con respecto a sus ideas revolucionarias, no dejó de manifestar los principios de seducción con que quiso atacar desde su llegada la inocencia de algunos de los vecinos de esta ciudad.  Sin duda que él  creyó    aprovecharse de la ignorancia de muchos  que aun desconocen la moral  y quieren fijar su existencia en la destrucción de sus semejantes.  Él no pudo encontrar partido alguno y el más incauto vio con más horror sus proyectos enemigos del orden, de la tranquilidad y del bien general.  En este estado, y mirando yo como perjudicialísima la permanencia de Piar en esta ciudad,  me vi obligado a prevenirle la desocupase en el acto, como lo ejecutó dirigiéndose al General Mariño. Yo estoy satisfecho en que este   Jefe no puede convenir con sus  ideas, máxime cuando yo he enviado con Piar al ciudadano Diego Alcalá, sujeto de la mayor confianza de Mariño, que va encargado de instruirle circunstancialmente de sus proyectos y de cuanto trabajó aquel monstruo en ponerlos en ejecución  en esta ciudad.
            Piar se presentó aquí diciendo que traía su pasaporte para esta provincia, y que se había adelantado de su equipaje que dejaba atrás, publicando que sus servicios se habían vistos con tanto desprecio que juraba no trabajar más en defensa del sistema.
            Algunos oficiales de mi confianza se han impuesto de la copia de la carta escrita por el Ayudante general Sánchez y han visto con horror la conducta de Piar, deseando todos generalmente se castiguen los crímenes de un hombre tan ingrato a su patria y a sus conciudadanos.
            El señor Smith será satisfecho de la cantidad que reclama, con ganado, del que ha remitido el señor General Zaraza, si se conforma en recibirlo.
            Dios guarde a V.E. muchos años.-Maturín, Agosto 12 de 1817.-7º.
            Excmo. Señor.
                                                                                                               ANDRÉS ROJAS.

Número 11

            Excmo. Señor Jefe de la República.
            Excmo. Señor:
            Al fin resolvió el General Mariño poner en ejecución sus proyectos de hostilidad contra Maturín.  El 17 del corriente se presentó  unido con Piar a las orillas de la ciudad, con 200 hombres armados; pero yo, que estaba ya enterado de que aquel había llamado a Chaguaramas las tropas que tenía sobre Cumanacoa, me había ya preparado con las de mi mando.  Luego que fui informado de que las fuerzas de Mariño se hallaban del otra lado del río, me dirigí hacia él con algunos oficiales montados; me propuso la entrada al pueblo a que accedí, con tal de que sus tropas se mantuviesen del otro lado.  Aquí me comunicó  de que su objeto no era otro que el de llevar los auxilios que se le habían negado.  Sus tropas empezaron a pasar ínterin  yo estaba tratando con este Jefe, que viendo mi resolución en que se hiciese fuego por mis avanzadas a cuantos intentasen pasar a este otro lado, le puse en la necesidad de que ordenase a sus tropas, como lo ejecutó, el que se mantuviesen sin obrar.  En este  estado, y deseando evitar un rompimiento y una guerra civil que sin duda iba a escandalizar a todo el universo, me determiné a facilitarle tres damesanas de pólvora, tres, resmas papel y una caja de guerra, ofreciendo enviarle algunas reses de las que tenía el Estado.
            Hoy acabo de recibir parte de que ciento y más reses que había contratado un extranjero en esta ciudad, por cincuenta de pertrechos, y que salían a embarcarse a San Juan, fueron sacadas de Punceles, por una partida de carabineros enviados por Piar o Mariño,  habiéndose llevado además algunas mulas de particulares.
            Yo estoy satisfecho que dentro de quince días volverán, y que no habiendo en esta ciudad más que cuatro oficiales comprometidos conmigo, iremos a ser víctima del General Mariño, o tendremos que abandonar el pueblo.
            Todo lo comunico a V.E. para que en consecuencia determine lo que tenga  por conveniente.
            Dios guarde a V.E. muchos años.
            Maturín, Agosto 19 de1817.-7º.
            Excmo. Señor.
                                                                                                                ANDRÉS ROJAS.

Número 12.
Excmo. Señor Jefe Supremo de la República.
            Excmo. Señor:
            Acabo de saber por el Comandante Goitía que dos individuos que llegaron de Cumanacoa le informaron que después que Piar llegó allí con las tropas, les hizo ver que él se había venido huyendo de la Provincia de Guayana, porque V.E.  se había proclamado  Rey, y que dirigiéndose la guerra contra los Reyes, era preciso pelear contra V.E. :  que las tropas de Piar juraron sacrificar la última gota de sangre contra la Suprema autoridad.  En consecuencia, reitero a V.E. sobre la venida de las tropas que deben marchar a sostener el Gobierno y a escarmentar los facciosos como Piar.  Ya tengo manifestado a V.E.  que este mal en sus principios puede cortarse y  que serían fatales los resultados si tuviesen lugar las ideas de este monstruo.
            Que vuele el auxilio.  Piar se halla sin pertrechos y en el estado más débil.  En caso más apurado yo llamaría la señor General Monagas, pero no se las órdenes que éste tenga, ni si se presentará a auxiliarme.
            Dios guarde a V.E. muchos años.
            Maturín, Septiembre 14 de 1817.-7º.
                                                                                                                ANDRÉS ROJAS.

Número 13.
Excmo. Señor Jefe Supremo de la República.
            Excmo. Señor:
            El 25 a las 8 de la noche llegué a esta ciudad, donde el General Rojas  y el Teniente Coronel Sánchez, a quien había destinado desde el Tigre, con el objeto de hacerse capaz de todo, me informaron encontrarse el General Piar en Aragua con 100 infantes.  Yo entonces mandé el Comandante Femayor viniese con 40 hombres volando a marchar sobre Aragua.  Efectivamente, el 26 a las diez del día llegó, y sin detenerse un instante, le mandé  marchar, y yo salí luego a reunirme con él .  El 27 a las cuatro de la mañana entré en Aragua, y sin detenerme en nada, me dirigí a la casa donde se hallaba el General Piar; luego empezamos a  hablar evitando todo escándalo, pero nada de mis persuasiones bastaron para él decidirse abiertamente a morir  antes que venir conmigo,  y para ello ordenó al Comandante Carmona, que mandaba el piquete de fusileros, que se aprestasen  para batirse y que se pusiese a su cabeza.  Yo entonces me dirigí a los fusileros y les hice ver que éramos hermanos,  que defendíamos unas mismas banderas, y que por consiguiente no tenían que hacer un tiro, que confiasen en que yo sólo iba a conciliarlos,  a unir los Jefes y que por esta razón trataba de llevar al General Piar a Maturín.
            Todas estas razones, y Carmona que se puso a la cabeza,  los persuadió que no debían hacer contra mí armas, hicieron que los fusileros no hiciesen movimiento alguno;  a pesar de todo esto, el obstinado hizo algunas tentativas al frente de  la tropa, por lo que me fue  preciso valerme de la fuerza y llevarlo como un reo, a montarlo a caballo.  Después de haber tomado algunos oficiales de su partido que había allí, salí para esta ciudad, trayéndome 70 fusileros que eran los que mandaba Carmona.
            Aquí he apresado  algunos partidarios de los facciosos y quedo descubriendo los más que se pueda para todos llevarlos por delante.  Si el General Mariño viniese a Güiria, creo que no se nos escapará, pues están ya puestos muchos lazos.  Ayer he oficiado al General Guevara, que es el que manda la fuerza de Cumanacoa, para que venga con ella a Maturín; y le hago ver la necesidad que hay de reunirnos y de conciliarnos a un mismo tiempo. 
            El General Piar va al cargo del Teniente Coronel Sánchez, y los demás quedan presos hasta mi partida, que será después que realice todo.
            En este pueblo he encontrado porción de partidarios de los facciosos, que estoy asegurando; y le prometo a V.E.  que mientras no expurgue esta ciudad de los malvados que la inquietan no me moveré de ella; yo estoy seguro de ello y V.E. quede en la confianza de que la autoridad suprema será respetada por estos pueblos y restablecida en todas sus partes.
            Dios guarde a V.E. muchos años.
            Maturín, Septiembre 28 de 1817.-7º
            Excmo. señor.
                                                                                                        MANUEL CEDEÑO.
            P. D.-Remito a V.E. copias de dos proclamas que di a mi entrada y vuelta de Aragua.




            El mismo tres de octubre, el Libertador oficia al General Manuel Cedeño elogiando el tino y acierto en la acción de aprehensión de Manuel Piar y asimismo el procedimiento en tal sentido del  oficial Francisco Carmona a quien en recompensa eleva a Coronel de caballería:

            Señor General:
            La conducta  del Teniente Coronel ciudadano Francisco Carmona, Comandante de un piquete de la fuerza con que se hallaba  Piar en  Aragua, que á pesar de las órdenes de este faccioso se denegó á hacer fuego sobre las tropas del mando de U. S., tomando el partido del Gobierno legítimo, es muy laudable y digna de los sentimientos de un venezolano que no aspira más que á la felicidad de un país sin adherirse á los intereses privados y personales de ningún faccioso. El Gobierno  Supremo de Venezuela ha aprobado sus procedimientos y lo eleva en recompensa de tan señalado servicio al empleo de Coronel vivo y efectivo de caballería, cuyo despacho se servirá U. S. poner en sus manos, haciéndole entender que la República tendrá siempre muy presentes á él, á los oficiales que le acompañaron y á los virtuosos soldados que le siguieron.
            También hará U. S. entender lo mismo á todos los habitantes de la Provincia de Cumaná que por seducción hayan seguido el partido de los facciosos; pero que arrepentidos se presenten á U. S. y contribuyan á evitar todo derramamiento de sangre, abandonando á los Jefes de la facción y procurando su captura.
            Las proclamas que U. S. ha dirigido á los habitantes y tropas de Maturín, están llenas de sentimientos patrióticos, juiciosos y propios de las circunstancias y de las personas á quienes se habla. Cuantas operaciones ha emprendido U. S. hasta el 28 en que escribe, están selladas por el tino y por el acierto.  Dios guarde a U. S.  muchos años.  Simón Bolívar”.
                                                                          
También por la misma fecha oficia al General Andrés Rojas comandante de la plaza de Maturín, en los siguientes términos:

            “Señor General:
            Anoche entregó en esta plaza preso, el Teniente Coronel Sánchez, al General Piar : Maturín desde ahora y toda la Provincia de Cumaná quedan libres de este faccioso. La aprehensión del General Mariño y de los demás autores de la rebelión asegurarán su tranquilidad. La patriótica, virtuosa conducta que U. S. ha desenvuelto desde el origen de los acontecimientos de Maturín, hasta la prisión de Piar, han contribuido en gran parte á realizar las justas intenciones del Gobierno de Venezuela. Este, pues, reconoce en U. S. uno de sus mas fieles servidores, y siempre tendrá presente las cualidades de U. S. empleadas tan oportunamente en su servicio.
            El Departamento de Maturín, aprenhendido Mariño y el resto de facciosos, en que U .S. debe empeñarse, va á gozar de la más perfecta tranquilidad. El es un lugar muy digno de la atención del Gobierno, que ya ha dado las órdenes necesarias para que se abastezca de ganado y caballos, y surta de carnes, como antes, á la Provincia de Cumaná. También tendrá la dotación suficiente de armas, municiones y artillería, á fin de que sirva como antes de apoyo en cualquier revés.
            Comunico al señor General Cedeño muchos artículos sobre la conducta que debe observar hasta la conclusión de su comisión. Coadyuve U. S. como hasta aquí, y el Gobierno verá cumplidos sus deseos. Dios guarde á U. S. muchos años.                                                                        Simón Bolívar”.                             

            Oficios similares y en la misma fecha cursó el Jefe Supremo a los Generales José Francisco Bermúdez, Pedro Zaraza y José Tadeo Monagas, subrayando que Piar será juzgado y castigado conforme a las leyes y el General Mariño tendrá la misma suerte y que para acabar de conjurar los elementos de sedición y de guerra civil, ha decidido la conveniencia de que el General Bermúdez pase a Maturín para encargarse del mando  de la Provincia de Cumaná.

            En función de conciliación y pacificación, Cedeño, quien había salido con su escuadrón a entrevistarse con los oficiales disidentes afectos a Mariño y Piar,  logra que el General Guevara y demás jefes que mandan las tropas de Cumanacoa se sometan y marchen a Maturín para ponerse a las órdenes de Bermúdez y así lo hace saber al Libertador el 30 de septiembre, pero éste responde que “no es suficiente que el General Guevara  y los demás jefes que mandan las tropas de Cumanacoa hayan obedecido la orden de V. S. de marchar a Maturín.  Es necesario aprehender a Mariño. Sin esto, veremos nacer nuevas diferencias y pretensiones que destruirán lo que tanto nos ha costado.  El General Mariño está en Günimita con una partida para marchar sobre Güiria, y solo cuando V. S.  pierda la esperanza de aprehenderlo, se contentará en entrar en negociaciones con él y admitirá que reconozca el Gobierno; pero antes es necesario apurar todos los recursos y emplear todos los medios que le dictan a V. S. su celo y su prudencia para lograr su captura”.



           
           

            

No hay comentarios:

Publicar un comentario